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Caballero Bonald: "Nunca he comulgado con ruedas de molino"

El escritor jerezano José Manuel Caballero Bonald recibe este martes el Premio Cervantes tras una vida entregada a la literatura

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  • Caballero Bonald -

El escritor José Manuel Caballero Bonald recibe el próximo martes el Premio Cervantes tras una vida entregada a la literatura y marcada por dudas, incertidumbres y zozobras, pero también por "la independencia y el no ser sumiso a nada". "La desobediencia me ha hecho ser el que soy", asegura.

"La independencia es fundamental y me ha hecho no comulgar con ruedas de molino", afirma Caballero Bonald en una entrevista con Efe, que tiene lugar en el salón de su casa de Madrid, en el que apenas hay hueco ya para más libros, como sucede en el resto de las habitaciones. "No quedan paredes libres", comenta con su sonrisa burlona.

Se acerca el gran día, y el escritor, que ha ganado numerosos premios a lo largo de su vida, reconoce que se siente "bastante abrumado" por el protocolo que rodea la entrega del Premio Cervantes, por "la presencia de los príncipes y las autoridades, y por la solemnidad del acto, un poco arcaica".

"Eso habrá que soportarlo. Yo no sé cómo lo haré pero supongo que saldré ileso", dice con humor Caballero Bonald (Jerez, Cádiz, 1926), que espera haber superado para el martes el catarro que padece desde hace días y que podría dificultarle la lectura de su discurso, el momento más esperado de la solemne ceremonia.

En ese discurso, el escritor hablará de la poesía de Cervantes, "tan apresuradamente infravalorada, y de sus vínculos con la libertad". Le atrae "mucho" esa imagen "medio nebulosa" del autor del Quijote, que durante años abandonó "las comedias", como él decía, porque tenía "otras cosas en qué ocuparse"; sus "viajes repentinos, las huidas, la corte de Felipe II, la abigarrada Sevilla babilónica de finales del XVI y principios del XVII".

Al agradecer el premio, también se referirá "al valor consolador de la poesía". Por experiencia sabe que ayuda "a defenderse contra las ofensas de la vida".

"Yo creo que la poesía sirve para no decepcionarse del todo, para poder abrirse camino entre las zozobras de un mundo como el actual, tan lleno de miserias y de corrupciones", asevera Caballero Bonald, que el 23 de abril estará acompañado por su mujer, Pepa Ramis; por dos de sus cinco hijos y por tres nietos, "los primogénitos de los tres hijos casados". "Todos juntos hacen multitud, así que hemos considerado prudente hacer una selección", comenta con sus ojos chispeantes.

Pero este poeta, novelista, ensayista y memorialista está muy preocupado por la situación actual de España y se siente "moralmente obligado a hacer algún comentario sobre la degradación actual de la vida social y política".

"Pienso que estamos en el final de un ciclo histórico, con todo lo que eso representa de extremismos morales y materiales, y me parece inevitable recordarlo de alguna forma en mi discurso", señala este escritor, superviviente, junto con Francisco Brines, de la llamada Generación de los 50, a la que también pertenecieron José Ángel Valente, Jaime Gil de Biedma, Claudio Rodríguez y Ángel González.

Caballero Bonald tiene 86 años y lleva 65 dedicado a la literatura, una entrega que "sin duda ha merecido la pena".

"Estoy satisfecho de lo que he escrito. He escrito lo que he querido, como he querido. Y por lo menos hay unos cuantos libros que creo que permanecerán y que me van a sobrevivir. No es una petulancia, es una certeza de tipo intelectual", afirma el escritor.

Esos libros serían "Ágata, ojo de gato", una novela que quiere "mucho" y en la que recreó "el viejo mito de la 'mater terra' que castiga a todo el que pretende ultrajarla", y, en poesía, elige "Descrédito del héroe" y su última obra, "Entreguerras", un largo soliloquio que fue "una sorpresa" incluso para él mismo porque lo escribió "casi de repente, en circunstancias casi anómalas".

"Sentí la torrencial necesidad de escribir, de recoger los recuerdos que se me habían quedado perdidos, aislados, desconectados de mis memorias y de mis otros libros", explica Caballero Bonald, antes de insistir en que ya no publicará más libros.

"A largo plazo, no me puedo plantear ningún libro porque ya me quedé sin plazos", dice, socarrón, el escritor gaditano, que sí seguirá haciendo "algún que otro poema". "Sólo con eso ya está más que justificada ahora mi vida literaria".

Ha cultivado casi todos los géneros, pero Caballero Bonald se considera principalmente poeta. "Una parte del trabajo creador dentro de la poesía es intuitivo, y esa intuición yo la tengo, se me da por añadidura".

"Hay una serie de palabras que de pronto se me juntan en la cabeza y te abren un mundo especial; te rompen un sello y puedes asomarte a través de esas palabras a un mundo desconocido, a una realidad recién descubierta. Y eso es la poesía", subraya el autor de poemarios como "Laberinto de fortuna", "Diario de Argónida" o "La noche no tiene paredes".

Siempre ha reivindicado "la duda, la incertidumbre, la zozobra", entre otras razones porque "suponen a la larga un incentivo creador" y ayudan a "buscar la mejor salida del laberinto" que es la vida.

Además, "¿qué es la verdad? A mí me gusta dudar de que existen verdades. La verdad siempre es sospechosa de algo, como decían los clásicos", señala.

A los 86 años, es lógico tenerle "un cierto miedo a la muerte", aunque no supone para él "un pensamiento obstinado".

"El concepto de la muerte realmente te alarma, porque es un misterio. Como es un misterio la propia vida", dice este escritor cuya "ambición", cuando se muera, sería convertirse "en un pájaro de Doñana", la Argónida de su obra literaria. "Un pájaro de Doñana es para mí la libertad absoluta".

Y también le tiene miedo "a la indignidad, al abuso de poder, a la vileza, a la moral del filibustero. Tengo miedo a los miedos irrazonables", concluye.

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