Resulta que al gran Albano, se le ha ocurrido arremeter contra los gays, y claro está, se la han liado. El caso es que lo único que ha manifestado es que no le hubiese gustado tener un hijo homosexual y ha reconocido que no le gusta la fiesta del orgullo gay –a mí me parece una mariconada–, además ha pedido a los homosexuales que hagan sus cosas en privado.
Para empezar, en lo único que, bajo mi punto de vista, se ha equivocado es en catalogar a los gays y lesbianas de imperfectos, aunque está claro que tampoco es algo normal. Y es aquí donde coincido con Albano. Comprendo que dos hombres o mujeres se quieran casar, que pretendan que se respete su tendencia sexual y no la veamos como una aberración, con los tiempos que corren cosas peores se han visto. Pero de ahí a aceptarlo como algo normal hay un abismo. Más que nada porque si eso es algo normal, los heterosexuales qué son y por otro lado, si fuese normal la humanidad no existiría.
El progresismo es algo maravilloso, la tolerancia también, pero la hipocresía y la imposición es algo que va contra la convivencia y más cuando todos tenemos que aceptarnos. Estoy cansado de que a los que vemos la homosexualidad como lo que es, algo no natural y por consiguiente anormal, se nos trate como si fuésemos imbéciles. Que usted se quiere casar, me parece muy bien. Que a usted le gusta mirar para Cuenca, también. Incluso que usted adopte a un niño, es su problema, del niño y sobre todo de las autoridades que lo consienten –yo por mi parte no lo veo bien, pero si la ley lo permite, pues a mí plin–. Pero otra cosa muy distinta es que usted quiera imponerme su forma de vida como algo natural, que usted pretenda hacerme comulgar con ruedas de molino y tenga que aceptar indirectamente que soy un bicho raro.
En este país tan guay y moderno en el que vivimos, hemos pasado en muy poco tiempo de ser conservadores a ser progres, de ser católicos a ser agnósticos, de ser coherentes a ser caraduras… y por ende decirle a un señor con pocos recursos que espabile es ser poco solidario, tratar normalmente a un señor de color o a un gitano es ser racista, y decirle a un homosexual que no es normal es ser homófobo.
Debatiendo este tema una señora me dijo que si a ella una mujer le satisfacía más que un hombre, porqué no se iba a poder ir con ella. Y creo que en esta manifestación está la clave de todo o parte de este asunto. A los progres lo que en verdad les pica es el gusanillo de la anarquía, que cada cual haga lo que le venga en gana, y hasta aquí me parece muy bien. Pero vuelvo a lo de antes, no es lo normal. Eso en cualquier parte del mundo se llama, vicio.
De todas formas, de ahí a tildar a los homosexuales de imperfectos va un mundo. Pero volviendo a lo de antes, en este país, hemos pasado de arrodillarnos ante una imagen a burlarnos de Dios, y sobre todo de seguir los mandamientos a imponer una nueva moral, donde lo normal es ser gay, agnóstico, progre y los otros somos bichos raros. Quizás nosotros seamos homófobos de condición, pero está claro que ustedes nos tienen más odio a los que no practicamos su religión que nosotros a ustedes y además con papeles, y con asignaturas de nuevo corte que los avalan. Yo por mi parte no me rendiré nunca, y si me sale un hijo homosexual, me fastidiaré como dice Albano. Eso sí, lo aceptaré como tal, pero lo que no haré nunca será pedirle a todo el mundo que lo acepte. Porque a fin de cuentas los padres perdonamos a nuestros hijos todos sus defectos.