Vamos hacia "un nuevo discurso amoroso" más "equilibrado", asentado en cuatro pilares: comunicación, ternura, premios y cuidado. Es la tesis del filósofo y pedagogo José Antonio Marina en "Escuela de parejas", un libro que consideraría "un triunfo" que leyesen ellos y se lo recomendasen a ellas.
Una obra que habla de la inteligencia aplicada a la vida familiar y va dirigida a quienes desean mantener una convivencia amorosa, de "apego profundo", superado el seísmo sentimental del enamoramiento, precisa en una entrevista con Efe Marina (Toledo, 1939), pues señala que las parejas funcionen es vital para el desarrollo de los niños.
Publicado por Ariel, "Escuela de padres" es el quinto volumen de la Biblioteca UP (Universidad de Padres, fundada por Marina), tras "La educación del talento", "El cerebro infantil : la gran oportunidad", "Los secretos de la motivación" y "La inteligencia ejecutiva".
Dirigida a padres y docentes, la UP presta una atención especial a las parejas, pues está "científicamente confirmado -dice Marina- que el concepto que el niño tiene sobre sí mismo, su autoestima, la capacidad de sentir emociones positivas, o de enfrentarse con problemas están muy influidos por la calidad de las relaciones parentales".
La maternidad o paternidad no debe anular la vida de pareja de los padres, aunque los que tienen "talento", añade Marina, uno de los pensadores españoles de mayor prestigio, aprovechan "el ímpetu el enamoramiento para establecer hábitos necesarios para la unión, estabilidad y seguridad del vínculo amoroso, ya que la cooperación, el compromiso de intentar llegar siempre a un acuerdo, la confianza básica y la lealtad son fortalezas que hay que adquirir".
Y es que, subraya, durante mucho tiempo se ha puesto "demasiado énfasis" en el enamoramiento, "ese estado de excepción" que se da en todas las culturas y se loa en la literatura, la música o el cine.
Echa en falta, por contra, narrativas de "relaciones triunfantes", "imágenes de felicidad mantenida" que vayan más allá del "...se casaron y fueron felices", pero se felicita de que se esté elaborando "un nuevo discurso amoroso", de "intensidad más reposada", pero también "más satisfactorio" y "equilibrado".
Porque la representación idealizada del matrimonio, advierte, no prepara a las parejas para hacer frente a las decepciones, frustraciones y fricciones. Convivir plantea una serie de problemas y conflictos que conviene aprender a prevenir o a resolver.
En el modelo al que se tiende -"hay un hundimiento" del anterior, asegura Marina- la pareja es "simétrica" y, como en una parábola, hay dos centros de equilibrio, de manera que ninguno tiene que "encastillarse en el papel del fuerte" y cada uno tiene "su momento de vulnerabilidad y su momento de seguridad".
"Son como vasos comunicantes. Nos queremos, nos cuidamos y nos damos pequeños premios, de gestos, sonrisas o caricias. Y se producen momentos de calidez en los que es posible reconocer ante la otra persona nuestra vulnerabilidad porque sabemos que nos va a salvar de nuestra insignificancia", señala.
Y es justamente ese fenómeno el que a Marina le interesa mucho: la transferencia del amor materno a la relación de pareja.
A lo largo de siglos y siglos de evolución humana la sexualidad se ha "sentimentalizado" e importado sentimientos propios del amor maternal. Fundamentalmente son dos: la ternura y el cuidado.
Y subraya con trazo grueso la importancia de "la cultura del cuidado" para que el amor dure y haga crecer a los dos miembros de la pareja. "El sentimiento de progresar es un gran euforizante".
Rechaza ser un consejero matrimonial, pero una vez empapado de los mejores estudios en la materia Marina aconseja adoptar buenos hábitos amorosos como compartir el ocio, divertirse juntos, mantener la conexión emocional, evitar los conflictos y conversar, también periódicamente sobre el estado de la relación. Algo que gusta a las mujeres, no a los hombres.
Y cultivar una mirada poética, porque "la naturaleza advierte con un signo preciso de que el destino se está realizando y es la alegría". De lo contrario, Marina recomienda ser "valiente" y poner fin "por buenos motivos y de buenas maneras" a las relaciones "tóxicas", y mucho más si hay niños de por medio.