Nuestro Ayuntamiento anda ya preparando la visita real del próximo mes de enero, en esta ocasión no se trata de los reyes de España, ni de ningún otro país monárquico, se trata de los reyes de Oriente, majestades que se acercan a nuestra ciudad por Navidad cargados de regalos para chicos y mayores. Pues bien, hace unos días, la Junta de Gobierno Local reconoció una obligación de pago de 13.000 euros relativa a varios conceptos de la cabalgata real del pasado año, cuya organización fue sacada a concurso por el Ayuntamiento. Para este año el gobierno local destinará unos 50.000 euros frente a los 360.000 que se emplearon en la cabalgata del pasado 2010. Todo esto ha traído consigo, incluso, la necesaria colaboración de los representantes reales, con el fin de que no recaiga solo en la maltrecha tesorería municipal los costos de esta anual recepción a los Reyes Magos. Hay fórmulas para ello, incluso a 100 kilómetros, es una institución de renombre en la capital hispalense, como es el Ateneo sevillano, la que afronta los costes de la cabalgata real, gastos que se cubren también con distintas aportaciones de cuantos integran el cortejo, en especial por parte los representantes de los monarcas. Quizás sea el momento de buscar mecanismos, no solo con particulares sino también con grandes empresas o instituciones públicas o privadas, para que afronten con éxito la noble tarea de hacer feliz a toda una ciudad, pequeños y mayores, en la noche mágica del 5 de enero. Está claro que a unos reyes tan queridos por todos como los Magos de Oriente, hay que recibirlos como Dios manda y tal como los jerezanos, en especial los más pequeños, esperan. Por lo tanto, es necesario buscar esos fondos económicos para que el recibimiento que le realice la ciudad esté a la altura de tan ilustre visita. Los Reyes Magos llegarán de la mano de sus representantes y estos, por encima de sexo, de la labor que hayan realizado en la ciudad, de compromisos políticos o sociales, incluso de su poder económico, lo que deben hacer es identificarse por completo con ellos y representarlos perfectamente. Este debe ser el objetivo principal a la hora de su designación. Como objetivo principal es también procurar que nada ni nadie enturbie la magia y la realidad del momento. Unos reyes cuando nos visitan necesitan un lugar adecuado para hospedarse y descansar, tal como se llevó a cabo hace unos años pernoctando en lugar tan apropiado como el alcázar jerezano; no necesitan público maquillaje para ponerse sus atuendos reales puestos que este es un acto absolutamente privado, deben saludar desde su estancias al pueblo que espera ansioso su llegada, deben contar con una recepción oficial por parte de las autoridades pero no con una coronación ni con un nombramiento, puesto que si son reyes ya están coronados y sus nombres no son otros que Melchor, Gaspar y Baltasar y, por último, no es de recibo que después de pasearse triunfalmente en trono por la ciudad se monten, al mogollón, en un autobús para visitar a enfermos e impedidos. Los niños son pequeños pero no tontos, ven la tele, escuchan la radio y leen la prensa, y, al igual que los mayores, hay cosas que no entienden. La magia de la visita hay que mantenerla siempre. Jerez espera una auténtica visita real para el 5 de enero, unos reyes que vienen de verdad a Jerez cargados de esperanza y de ilusión, ya es hora de que nos demos cuenta de que esto es así, que hay cosas que no deben cambiar ni con el tiempo ni por las circunstancias económicas y esta vista real es, afortunadamente, una de ellas.
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