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El Loco de la salina

Ya están aquí los robots

En el manicomio pasamos de los robots y de los que los dirigen a su conveniencia

Publicado: 16/02/2025 ·
15:42
· Actualizado: 16/02/2025 · 15:42
Autor

Paco Melero

Licenciado en Filología Hispánica y con un punto de locura por la Lengua Latina y su evolución hasta nuestros días.

El Loco de la salina

Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás. Albert Einstein

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Se nos avecina un futuro esperanzador y extraordinario. Se nos anuncia un porvenir fantástico repleto de felicidad y de comodidades a costa de las máquinas. Resulta que ya están aquí los robots a gran escala para facilitarnos la vida y para que podamos ganar el pan con el sudor de sus frentes metálicas. ¿No es una alegría? Son fríos y calculadores, no lo vamos a negar, pero los pobrecitos ni sufren ni padecen. Un pelotazo. Es seguro que vamos a tener robots hasta en la sopa. Ya los estamos viendo en nuestra loca imaginación atravesar en silencio los pasillos del manicomio para ir a trabajar o acudir al baño o simplemente para tomar aire fresco. A primera vista parece que la palabra robot viene del verbo robar, porque muchos políticos nos han familiarizado con la idea, pero hay que reconocer que aquí el que no roba es que es tonto o que no se lo ha propuesto.

Hemos leído que la palabra robot fue usada por primera vez en la obra de teatro de un escritor checo allá por los años 20. En ella los robots eran seres fabricados con el fin de realizar todos los trabajos más desagradables. De hecho el término robota en checo significa servidumbre. El asunto da mucho juego, porque, si esos robots van a estar a nuestras órdenes y caprichos, aquí en el manicomio lo tenemos claro. Para empezar se iban a tomar todas las pastillas del mundo, mientras nosotros nos íbamos a dar una vueltecita por ahí.También es evidente que el robot se iba a tener que pringar en los temas más asquerosos. Pero muchos expertos aseguran que, cuando estén los robots en plena faena, nos vamos a dirigir a un mundo feliz a pasos agigantados.

Precisamente ya en 1932 Aldous Huxley imaginó en su novela Un mundo feliz un futuro impresionante donde el trabajo y el amor iban a ser manipulados por un sistema totalitario y controlador desde por la mañanita temprano hasta el anochecer. Incluso decía también que a lo mejor la Tierra era el infierno de otro planeta. No me extrañaría.


Sin embargo, esto de los robots no es nuevo. Hemos leído en nuestra biblioteca que Leonardo da Vinci (1452-1519), por no ir más lejos, dibujó caballeros mecánicos con armadura, que movían los brazos, la cabeza y la mandíbula. ¿Cómo se le queda el cuerpo? Aquí el más tonto hace un reloj y funciona, excepto el de la Plaza Iglesia, que no hay manera. 

Ahora se puede entender por qué nuestro querido Ayuntamiento no limpia aquella zona de La Isla, que es como el culo de Fadricas, por detrás de donde se asientan Mercadona, Aldi y el Lidl, y donde las basuras se siguen amontonando y donde los cañaíllas más guarros dejan colchones, bolsas podridas, botellas, porquerías y todo lo que usted pueda imaginar de sucio y asqueroso. Y es que seguramente nuestro Ayuntamiento está esperando que los robots se pongan más baratitos para contratarlos a un buen precio y que dejen aquello como los chorros del oro. De momento está mirando para otro lado y tiene aquella bonita zona abandonada a su suerte.

A pesar de todo, debo dejar claro que los verdaderos robots no tienen que venir, porque ya han venido y los tenemos entre nosotros. ¿Acaso nadie ha visto a los palmeros aplaudir y votar como auténticos robots a nuestros gobernantes a pesar de que les roban en la misma cara? ¿Acaso nadie ha observado que muchos paisanos entran en modo servidumbre y masoquista para aplaudir encima a los que les mienten y controlan descaradamente? En el manicomio pasamos de los robots y de los que los dirigen a su conveniencia.

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