En un mundo dominado por la
digitalización, las
redes sociales se han convertido en la principal
ventana al mundo para muchos jóvenes. Pero detrás de los
filtros, las
historias y los
likes, surge una gran pregunta: ¿qué
consecuencias están teniendo estas plataformas en la
salud mental de las nuevas generaciones?
Esta semana, el
Parlamento Europeo centró su atención en esta problemática. Durante una audiencia sobre el tema, se analizaron las
repercusiones psicológicas que las redes sociales tienen en los jóvenes, con especial énfasis en
la ansiedad, la depresión y la pérdida de autoestima.
Conectividad y riesgos, el doble filo de las plataformas
Lina Gálvez, presidenta de la Comisión de Derechos de las Mujeres e Igualdad de Género, destacó las
dos caras de estas herramientas digitales: "Las plataformas
conectan a los jóvenes globalmente, pero esto también las
expone a presiones de
normas de belleza poco realistas y expectativas que derivan en problemas de
ansiedad y depresión".
Manuel Sagrado,
psicólogo, reforzó esta perspectiva durante su intervención: "La influencia de las redes sociales en la salud mental de los jóvenes tiene una
doble lectura. Por un lado, ofrecen acceso a
información útil y redes de apoyo entre iguales. Pero también generan
‘infoxicación’, adicción a las pantallas y frustración por las comparaciones con metas inalcanzables".
Según los expertos, el diseño de las
plataformas -con
algoritmos adictivos y la falta de una regulación efectiva- intensifica estos efectos, siendo especialmente
dañinos para las mujeres jóvenes.
Un desafío palpable en Andalucía
El problema no es ajeno a
Andalucía, donde el
acceso temprano a las redes sociales está relacionado con un aumento en los casos de
baja autoestima entre los jóvenes.
Lina Gálvez subrayó la importancia de la
educación digital: "La
alfabetización digital con una perspectiva de género es esencial para que las chicas jóvenes puedan
establecer límites y
reforzar su seguridad".
Por su parte, Manuel
Sagrado insistió en el
papel clave de las familias: "
Es importante educar a los jóvenes sobre el uso de las redes, pero también
establecer controles parentales, especialmente en preadolescentes, para
proteger su intimidad".
Testimonios de jóvenes andaluces ilustran esta realidad.
Pedro González admitió: "Al final, las redes
me hacen compararme". Mientras que
Lucía León expresó: "Ves la casa perfecta, el pelo perfecto, la vida perfecta, y sientes que
nunca podrás llegar a tenerlo".
El camino hacia un entorno digital seguro
La
solución se centra en combinar la
educación, con una
regulación más estricta. La asesora de políticas de EDRi,
Itxaso Domínguez, concluyó con un llamado claro: "No podemos depender de la buena voluntad de unos pocos.
Es nuestra responsabilidad colectiva garantizar un futuro digital seguro".
El psicólogo Manuel
Sagrado dejó un mensaje final lleno de
equilibrio: "El uso de las redes sociales
puede ser positivo, pero siempre de manera
consciente y sabiendo a qué
te estás exponiendo".
En definitiva, la creación de un
entorno digital saludable depende de un esfuerzo conjunto entre
familias, instituciones y las propias plataformas. Solo así será posible evitar que el mundo virtual continúe siendo una fuente de daño emocional para los más jóvenes.