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Andalucía

El sur del Líbano recupera a los médicos con el alto el fuego

Muchos otros de sus compañeros han comenzado a volver a Nabatiye, mientras en el centro hospitalario ya arreglan los daños registrados

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  • Ataques sobre Línano. -

El 23 de septiembre, cuando comenzaron a caer las bombas sobre Nabatiye, una de las doctoras de urgencias en el Hospital Gubernamental Nabih Berri se vio sobrepasada por los traumas del pasado y, como la mayoría de sus compañeros, huyó de esta ciudad del sur del Líbano.

Sin embargo, nada más saber que el miércoles de madrugada entraba en vigor un alto el fuego, pasó la noche en vela para regresar la primera al trabajo. "Mi marido está en casa y mi madre tiene 90 años, les dije que me iba, no podía aguantar más. Me metí en el coche y vine como un misil", recuerda, riéndose de su propio juego de palabras.

Muchos otros de sus compañeros han comenzado a volver a Nabatiye, mientras en el centro hospitalario ya arreglan los daños registrados durante la intensa ofensiva aérea israelí, para poder reactivar la totalidad de sus servicios a comienzos de la próxima semana.

Un día para olvidar

La médica de urgencias, que prefiere mantener el anonimato, reconoce que tiene algunos traumas tras haber vivido la segunda invasión israelí de 1982, su operación de 1996, el final de la ocupación en 2000 y también la última guerra con el Estado judío en 2006. Sobre todo esa última.

"La viví y perdí a una persona muy cercana de mi familia en casa", relata a EFE.

Por eso, en la tarde del pasado 23 de septiembre, mientras seguían llegando heridos por los bombardeos que recién comenzaban, sintió que no podía seguir. El cuerpo le temblaba, se veía "incapaz" de realizar su trabajo y así lo trasladó a la dirección.

"Me afecta mucho cuando traen niños heridos y ese día recibimos seis menores, uno de los cuales operé pero no sobrevivió, porque tuvo un ataque al corazón después de que le pusimos un tubo y trabajamos en ella de forma muy intensa", agrega la doctora.

El regreso a su casa en Sidón, una localidad más al norte relativamente segura durante la ofensiva, tampoco fue fácil, pues quedó atrapada durante horas en la caravana infinita de desplazados que huían del sur del país mientras los cazas israelíes atacaban zonas cercanas a la carretera.

"Lo vimos, olimos el hedor y el coche en sí mismo temblaba. Empecé a pensar que si Israel quería alcanzar un vehículo en la carretera no se lo que pasaría, seríamos como carne metida en una máquina", explica.

Hoy, ha vuelto a experimentar atascos "masivos" en esa misma carretera, pero el tráfico iba en el sentido contrario. Miles de desplazados están regresando a sus hogares en ciudades meridionales como Nabatiye tras la entrada en vigor del alto el fuego.

 

Un final y un comienzo

Mientras que para la médica el cese de hostilidades ha marcado el regreso a sus responsabilidades, para la farmacéutica del hospital Amal Saleh está a punto de marcar un muy merecido descanso.

La joven fue una de las que se quedó en Nabatiye durante los dos meses de ofensiva, viviendo en el propio Hospital Gubernamental Nabih Berri junto al resto de compañeros, muchos de ellos refugiados en el centro con sus familias mientras las bombas se comían la ciudad.

Comenta que se quedó "para ayudar a la gente" y reconoce que fue "duro", tanto por lo vivido como por estar lejos de su familia. Por fin, sus familiares regresaron el martes con el inicio del cese de hostilidades.

"No puedes explicar tus sentimientos, es un alto el fuego y finalmente puedes ver a tu familia, y también estás triste por otra gente que perdió la vida, por las masacres que ocurrieron. Así que puedes estar contento por un poco tiempo y luego recuerdas las cosas malas", sentencia Saleh a EFE.

La farmacéutica, que perdió su casa a causa de los ataques, se prepara ahora para tomarse dos semanas de desconexión, pero no sin antes esperar a que sus compañeros de sección se puedan reincorporar. "Me quedé durante 66 días, uno más o uno menos no es problema", asevera.

El centro, uno de los más importantes en el sur del Líbano, tiene operativas la sala de urgencias o el quirófano en estos días de transición, mientras reparan las habitaciones, ventanas o el tejado dañados durante la guerra.

Pero este mismo lunes, volverán a operar con normalidad, según su director, Hasán Wazni.

"Nuestra gente merece los beneficios del hospital y el apoyo especialmente en estos momentos, son tiempos sensibles. Volvieron sin tener una casa, con pacientes (...) Perdieron muchas cosas, perdieron niños, hijos, viviendas", concluye Wazni.

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