Hermenegildo González, ex diputado Provincial
Hay políticos, que a medida que pasan los años, las habilidades políticas que le han definido durante sus muchos períodos de trabajo en la multinacional a la que pertenece, (Puñeteros Socios Ordenados y Egocéntricos), y sobre todo, cuando se acercan las elecciones, se elevan a la enésima potencia e incluso se transfiguran.
Estos personajes, siempre están al servicio de la Gran Organización. Claro, que a veces, lo que tratan es que sea al revés, que la Organización esté a su servicio. Y como en toda organización, hay miembros que se dan cuenta de estas exquisitas habilidades de “mago de guante blanco” y una vez que llega esto a sus superiores, tienen que ponerlo de patitas en la calle, esto sí, con toda la discreción que el personaje merece. Y esta situación, se repite una y otra vez, sea en Cádiz o Sevilla o Al-Yazirat al Jadra, y en donde para disimular, tratan de convertirse en el Conde Don Julián como paladines de la defensa de lo legal.
Realmente lo que los define, es su egocentrismo y cinismo político. Trajes, corbatas, colonias, minuciosamente conjugados y sobre todo, empujones siempre para salir en la foto. Situación grotesca e irrisoria, conocida por los ciudadanos. Su cinismo en la política llega a cotas en donde incluso se pierde la dignidad. Por mantener sus parcelillas de poder, son capaces de asociarse hasta con el diablo, y si además, esto les sirve, para intentar defenestrar a un compañero suyo de organización que le hace sombra, pierden hasta el más mínimo escrúpulo y son capaces de coligarse hasta con sus desfenestradores internos.
Cuando en política tienen que aliarse con los “chicos”, con los que ellos llaman bisagra, lo hacen sin rubor, incluso adulándolos públicamente mil y una vez.Pero cuando llegan las elecciones y ven que lo pueden perder todo, y si además el Gran Jefe da la orden de ataque, desencadenan el hacha de guerra y se ponen a practicar la demagogia barata para descalificar a sus antiguos socios, a los que tanto han adulados en épocas no electorales.
Pero como digo, ver la posibilidad de no estar de nuevo en el poder, les hacen caer incluso en la mentira y en el engaño a los ciudadanos, que como en todas partes, tienen derecho a votar lo que crean conveniente, incluso a los bisagras, porque como bien es cierto “el pueblo llano, es tremendamente inteligente y perspicaz” y no solo no le echan cuenta a la barata verborrea, sino que conocen perfectamente a estos permanentes salvadores de la ciudad y sobre todo su ‘modus vivendi’. Respetar a las minorías, (sobre todo si estas minorías han estado gobernando más de 20 años en los 30 de democracia a nivel municipal), es de demócratas, pero es que hay gente que nunca han creído en ello, aunque lo digan cuando les interesa.
Hay que ver, lo que hacen las elecciones, sobre todo, cuando las encuestas le dan de perdedores. Todos tenemos claro-obscuros. Pero el que quiera dar lecciones de legalidad y moralidad política, cae en la tentación de la demagogia y cinismo.
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