Moreno tenía que ser quien despertase de su letargo a un Xerez que fue maniatado por un Girona superior, pero al que el faltó la pegada que tuvieron los de López.
Corría el minuto 51 de partido cuando Capi sacaba una falta desde la banda izquierda y Moreno, zafándose de la marca de los centrales rojiblancos, cabeceaba lejos del alcance de Roberto Santamaría. Moreno, en el partido cuatrocientos de azul,m conseguía despertar de su letargo a un equipo que hasta entonces había estado a remolque en el juego y en el marcador del Girona.
A lo largo de la semana desde el vestuario xerecista y el propio técnico había hablado de que llegaría un Girona defensivo, que se iba a ver un encuentro parecido al del choque de la Ponferradina, Craso error. El equipo gerundés salió a quitarle el balón al Xerez, sabiendo que con ello el cuadro azulino sufre más de la cuenta, a llevar el control del partido, acumulando gente en el centro del campo, donde Ángel y Dorka, con el apoyo de Jandro establecían superioridad numérica, a marcar los tiempos y a dominar la situación. El Xerez corría y corría detrás del esférico. Al minuto 24 sólo había anotado un disparo inocente de José Mari a las manos del cancerbero. En ese minuto Despotovic le ganó la posición a la zaga local y marcaba. 0-1, El marcador hacía justicia a lo que se estaba viendo sobre el terreno de juego. Únicamente existía un equipo. El Xerez estaba desaparecido en combate. En el 33, Moha pudo hacer el 0-2, que a nadie hubiese extrañado y el Xerez intentó despertar en la recta final del primer periodo, con un doble oportunidad de José Mari, en la primera con intervención sobresaliente, además, de Santamaría.
Parecía que despertaba el Xerez en los primeros compases del segundo periodo. Capi sacó una falta y allí estaba el icono del xerecismo, Vicente Moreno, para marcar de cabeza. Parecía que comenzaba otro partido, pero fue un mero espejismo. No lograba engarzar el Xerez, no conseguía coger el timón del choque y los visitantes volvían a controlar, a amedrantar a los xerecistas, a llevar peligro como en el pase matemático de Despotovic sobre Borja, que no supo resolver en el uno contra uno con Chema. Era el minuto 72.
La afición se comenzaba a impacientar y el equipo no lograba otear el horizonte de la meta rival. Se mascaba si no la tragedia, sí al menos que el marcador podría no ser favorable a los intereses de un Javi López que había relevado en el primer periodo a Cordero por Font, que fue de más a menos, y en el descanso a Óscar Díaz por Mario Bermejo. No conseguía sin embargo el Xerez imponer su supuestamente mayor potencial técnico, aunque sí impuso su mayor y mejor pegada. Dani Bautista vio la segunda tarjeta amarilla, por manos. Nada que oponer. Tal vez que le podía haber enseñado con anterioridad una segunda tarjeta a Capi, pero no hubiese sido realmente justa. La del lateral zurdo rojiblanco sí lo fue. Como consecuencia de la falta cometida por el ex jugador del Recreativo llegaría el segundo gol. Falta que botó de nuevo Capio y Moreno que, de nuevo, desactivó el sistema defensivo. 2-1 y el encuentro que ya se encontraba franco. El Xerez haciendo lo mínimo, sacando petróleo de las acciones a balón parado se había colocado por delante de un partido que se le había empinado de manera peligrosa. A partir de ese momento sólo era cuestión de esperar otra oportunidad para matar el partido. Se desquició el Girona y Pablo Redondo asistió en el segundo palo a Capi que, a puerta vacía, hizo el 3-1. Bermejo pudo hacer el 4-1, pero el centro de Redondo le fue demasiado atrás como para que su remate hubiese sido certero.