Las ciudades de menor tamaño también quieren su trozo del pastel turístico, que mueve decenas de miles de millones de euros en España, y por ello juegan su batalla estos días en Fitur, con el esfuerzo añadido que supone hacerlo con sus limitados recursos económicos y humanos.
Junto a gigantes como Francia, Estados Unidos, Brasil o la propia España, junto a comunidades como la Valenciana, Andalucía o Cataluña, junto a mecas turísticas como Benidorm, Málaga o Barcelona, una treintena de pequeños municipios busca hacerse un hueco en los enormes espacios de la Feria Internacional de Turismo de Madrid, recorridos por miles de profesionales y particulares.
Desde sus modestos estand, municipios como los madrileños Boadilla del Monte y Villarejo de Salvanés, Almonte (Huelva), Bailén (Jaén) o Alaior (Baleares), por citar solo algunos, buscan conseguir posicionarse en este competido mercado como hacen con muchos más medios capitales como Sevilla, Valencia o Zaragoza y ciudades de zonas netamente turísticas como Nerja, Torrox, Torremolinos o Elche.
Un escaparate magnífico al mundo
Joaquín Camacho, alcalde de Loja, un municipio granadino de poco más de 20.000 habitantes, ha dicho a EFE en Fitur que su municipio quiere estar presente en este "escaparate magnífico al mundo" -llevan siete años-, porque no solo debe haber oportunidad para el turismo de grandes ciudades y grandes potencias turísticas, sino también para "los grandes desconocidos que son las ciudades medias, las ciudades de interior, sobre todo las de zonas rurales".
El alcalde de Loja está convencido de que "se puede hacer un desarrollo sostenible de los recursos turísticos manteniendo el entorno y poniéndolo a disposición del desarrollo futuro de los pueblos y ciudades para garantizar el asentamiento de la población y para que también haya un pequeño huequecito en la oportunidad turística del turismo en España".
Dentro de sus posibilidades, el Ayuntamiento de Loja, que ha hecho el esfuerzo de duplicar su presupuesto de turismo, organiza en su "pequeño rincón de esta Feria de turismo", como lo denomina Camacho, más de 50 reuniones con empresas del sector turístico; degustaciones de aceite de oliva, de los famosos roscos de Loja o de su agua embotellada; y presentaciones por ejemplo de su Semana Santa, la más antigua de la provincia de Granada, o su carnaval.
El esfuerzo es también personal
Sandra Méndez, la concejala de Turismo de Guijuelo, un pueblo salmantino de unos 5.500 habitantes, ha dicho a EFE que para ellos Fitur es un "escaparate importantísimo", aunque en su caso el esfuerzo es también personal, puesto que la mayor parte del equipo desplazado a Madrid, incluido el alcalde, se dedican a esto porque les gusta, tienen su propio trabajo y han pedido vacaciones para estar en esta feria.
En el caso de Guijuelo el objetivo es muy claro, porque están convencidos de tener "el mejor producto del mundo": su jamón ibérico.
"Lo que pretendemos en Fitur es dar a conocer la calidad de nuestro producto y promocionar el resto de las actividades que tenemos en Guijuelo, entre ellas las jornadas de matanza típica, que en febrero celebrarán la 38 edición; el Museo de la Industria Chacinera, que acaba de cumplir 15 años; y la Feria de Industria cárnica en el mes de junio.
Complicado y costoso
María Elena Carro, técnico de turismo del Ayuntamiento de Betanzos, ha reconocido a EFE en el estand de esta localidad coruñesa de 13.000 habitantes, presente en Fitur desde los años 90, que estar en esta feria es "muy complicado y costoso", pero no quieren faltar porque es donde se reúne todo el sector y realmente les beneficia.
Betanzos ha llegado a Fitur no solo para promocionar la "mejor tortilla del mundo", según Carro, o el 25 aniversario de la Feria medieval, sino con una agenda cargada de reuniones, entre ellas una con Paradores para el establecimiento de un parador en la ciudad, "que sería un salto cualitativo enorme, estratosférico", o con touroperadores sobre inteligencia artificial.
Por supuesto, desplazarse estos días a Madrid tiene un coste económico y personal "elevado" para las personas que han viajado, entre ellos la alcaldesa, dos concejales y un encargado de prensa, a los que se suma una azafata contratada.
Los estand de estas pequeñas ciudades ocupan apenas unos cientos de metros cuadrados del enorme recinto de Feria de Madrid, que dedica en esta ocasión nueve pabellones -uno más que el año pasado- a un evento al que acuden 9.000 empresas -500 más- y en el que están presentes 806 expositores, un 7 % más.
Con 152 países participantes, una veintena más que el año anterior, Ifema espera que acudan en los cinco días de feria unos 150.000 profesionales y que este fin de semana lo visiten unos 100.000 particulares, interesados en lo lejano, lo exótico, pero también, como esperan Loja, Guijuelo o Betanzos, en lo más cercano.