Córdoba está sumida en una profunda conmoción tras la inesperada muerte de Álvaro Prieto. Una ola de dolor, respeto y amor ha inundado la ciudad, manifestándose en innumerables homenajes que se han convertido en un refugio colectivo para llorar este trágico acontecimiento.
Una de las manifestaciones más potentes y desgarradoras de este dolor compartido es una carta escrita por la tía de Álvaro, que ha sido públicamente compartida en el programa 'Vamos a ver'. En ella, las palabras resuenan con un pesar inmenso y un amor indescriptible hacia el joven perdido: "Nunca jamás pensé que en el capítulo de la vida me vería escribiéndote una carta, Álvaro. España entera te llora."
El contenido completo de la carta refleja no solo el duelo personal, sino también el impacto colectivo de la pérdida: "Y es que tú jamás diste un partido por vencido, por eso que querías regresar a casa, sin hacer ruido. Sin preocupar a nadie. Cuatro días de dolor infinito, de unas idas y venidas que han hecho de mi hogar reuniones eternas, ratos de horas impagables de amistad de la buena y amor entre chavales que guardaban la esperanza de volver a tenerte entre ellos. Esos chavales nos han dado una lección. De humanidad, de amor y de amistad eterna. Esos son tus amigos, Álvaro. ¡Y qué bien elegiste chaval!"
LA CARTA COMPLETA DE LA TÍA DE ÁLVARO
Nunca jamás pensé q en el capítulo de la vida me vería escribiéndote una carta Álvaro.
España entera te llora, España ha sido tú madre, tu padre, tu amiga. Y ahora España entera reza a tu familia, reza a tus amigos.
Para sostener a los q no entendemos de qué va esto, lo absurdo, lo innecesario e inexplicable … lo injusto de este partido q nos ha tocado jugar.
Y es q tu nunca jamás diste un partido por vencido, por eso querías regresar a casa, sin dar ruido. Sin preocupar a nadie.
Se empeñan en decirnos q estos jóvenes de en día no tiene valores, también nos cuentan que ellos, de 18, son de otra generación.
No lo compro, lo siento. Nos habéis dado una lección.
Eso no es lo q yo he vivido estos días en casa. Les he visto llorar, reír, les he visto rezar, les he visto dándose una palmada cuando otro lo necesitaba y cogerse de la mano … Dormirse acurrucados, buscando consuelo, les he visto callar y llorar en silencio para no contagiar al que acababa de dejar de hacerlo. Arrimando un hombro roto para poner el otro al servicio de sus amigos.
Un campamento entero de chavales en casa arropando también al q te vio por última vez, sin soltarle un minuto.
Cuatro días de dolor infinito, de unas idas y venidas que han hecho de mi hogar reuniones eternas, ratos de horas impagables de amistad de la buena y amor entre chavales q guardaban la esperanza de volver a tenerte entre ellos.
Y todo alrededor de mi mesa, de mis platos ordenados y de cuartos ocupados por risas y llantos de amigos de los de verdad, sin darse cuenta y sin saber que José y yo necesitábamos esta casa llena de ruido y desorden para poder entender de qué iba todo esto…
Todos ellos ayer te lloraban unidos alrededor de una mesa Álvaro.
Estos son tus amigos Álvaro, ¡que bien elegiste chaval! A mí q no me cuenten más que ellos no saben hacer bien las cosas, q ellos no entienden de amor, q no saben llorar, q solo van a lo suyo y a vivir la vida, no, estos chavales no. Lo siento.
Estos chavales nos han dado una lección. De humanidad, de amor y de amistad eterna.
A presumir con orgullo de haber sido amigo de Álvaro Prieto.