Juan Jiménez: ?Tenemos que hacer una limpieza de fondo y trabajar con la base?
?Hay que sacar a la Sierra de San Cristóbal del anonimato, que no somos okupas y no queremos quitarle nada a nadie?
?Si en algo somos pioneros es en el abandono, la incomprensión vecinal, en que los vecinos no sepan dónde y qué es la Sierra?
Abnegado del trabajo que ha realizado por la Sierra de San Cristóbal, pero también realista, y desde hace cuatro años avisaba de que se quería retirar, antes de convertirse en un cargo fijo en su asociación, y lo ha conseguido, con más gloria que penas.
—¿Qué supone para usted dejar el cargo de presidente de la asociación de vecinos?
—En principio un alivio. Siempre he sido partidario de los mandatos cortos, aunque la mayoría de las veces no hay alternativas. Hace cuatro años lo quise dejar pero no había alternativas, pero antes de abandonar la asociación, debido a los problemas de integración y regularización que tiene el barrio, decidí continuar. Dejarlo así supone doble alivio, porque voy a descansar, y segundo porque veo que hay personas que quieren tirar del carro, y más sabiendo que es un grupo de jóvenes, porque la media de edad es de 28 años, el que quiere hacerlo. No exagero si digo que hoy por hoy no hay una junta tan joven como ésta en El Puerto, lo que demuestra que la juventud puede hacerse cargo de las riendas de los barrios, que es como debe ser.
—¿Si no hubiera habido renovación, hubiera aceptado de nuevo el cargo de presidente?
—Creo que no, porque ya hace cuatro años ya dije que quería dejarlo, en diciembre de 2009 en asamblea volví a repetirlo, por lo tanto creo que no, aunque esto (la asociación) hubiera tenido que coger otros derroteros.
—¿Qué supone que el mando de la entidad lo tomen los jóvenes?
—Primero, una lección para todos los que nos creemos imprescindibles en los cargos, porque si se les da participación, actividades y no se les trata como muebles, ellos responden. Para mí son uno de los pilares más importantes de los barrios, por ello no podemos tener una mesa coja sin los jóvenes. Ellos no aceptan imposiciones, pero sí que están dispuestos a aceptar responsabilidades, y la muestra la tenemos en la nueva junta directiva. Para mí supone sorpresa y asombro, porque creemos que no se implican. Así que estoy contento de que estos jóvenes tiren de la asociación y más una mujer, porque demostramos que la juventud y las mujeres quieren tomar cartas en el asunto.
—¿Se cumple por tanto una de las asignaturas pendientes de las asociaciones con la implicación juvenil?
—En este caso sí, aunque no vayamos a engañarnos, no es fácil, primero porque desde las asociaciones nos hemos dado mañas para desencantar a la juventud, imponiendo actividades que no demandan. Tenemos que dar un vuelco total y darles participación para después poder pedirles que tomen las riendas de la asociación. Hay que hacer una limpieza de fondo en las asociaciones y trabajar la base, porque si no el asociacionismo está condenado a desaparecer. Hay presidentes que llevan 25 ó 30 años y eso es una burrada porque nos vemos inmersos en la rutina, ya no se tiene la misma ilusión que cuando se empieza. Yo nunca he dicho eso de esto lo hago mañana y últimamente sí, y en el movimiento vecinal mañana puede ser tarde, por eso era hora de abandonar.
—¿Se puede decir que la Sierra es casi pionera, porque pocas o ninguna asociación, han conseguido atraer a la juventud?
—No jugamos a ser pionera en nada, sino a tratar el barrio y la realidad del mismo. Hay que ser pionera en las soluciones del barrio.
—¿Por lo tanto sin proponérselo lo han conseguido?
—Sí, y más en un barrio donde la población es sobre todo mayor, por lo tanto es otra satisfacción más. Pero si en algo somos pioneros es en el abandono, la incomprensión vecinal, en cuarenta cosas que nos han hundido en situaciones tercermundistas y a día de hoy somos pioneros en que muchos vecinos no sepan dónde está y qué es la Sierra. Me da pena que después de cuatro años el Ayuntamiento no haya dicho esta boca es mía para alegrarse de haber ganado el pleito con Jerez, aunque no lo haga por asumir a los vecinos y al barrio, y deja mucho que desear de una Corporación. Por eso una de las labores de la nueva junta será sacar del anonimato a la Sierra, que no somos okupas y no queremos quitarle nada a nadie, tenemos nuestra historia, que nos avala, y eso tiene que tener un peso específico. De hecho, teníamos un proyecto, que he pasado a la nueva junta directiva, de acercar la Sierra al resto de vecinos a través de las asociaciones.
—¿Cómo valora su etapa como presidente?
—No soy quien para valorarla, pero me tocó vivir la peor etapa. Cogí la asociación cuando creíamos que éramos de Jerez y cuando el PGOU nos recogía como suelo urbano. Y al día siguiente nos levantamos con la noticia de que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) dicta sentencia. Así que hubo que partir de cero y trabajar con otro Ayuntamiento. Para mí fue lo peor y la vivimos con peor o mejor acierto, pero nos tocó. Así que al principio mi etapa fue muy dura, pero también muy alegre cuando hemos conseguido algo, por poco que haya sido.
—¿Lo más importante que ha conseguido hasta ahora?
—Unir al barrio, que estaba muy dividido. Hace 25 años daba gusto vivir, las 40 familias eran todas parientes, pero la población de la Sierra se dispara y crece hasta las 210 familias actuales, y unir los criterios de los nuevos y los viejos y evitar que esto se convirtiera en Villarriba y Villabajo, que es lo que han intentado muchas veces, dividir al barrio, ha sido una tarea complicada. Pero todavía queda mucho por conseguir, y es la asociación de vecinos la que tiene que tirar del carro.
—¿Lo que le hubiera gustado conseguir?
—Una asignatura pendiente, la espinita clavada en el corazón, es no haber conseguido la plena integración en El Puerto. Entiendo que algo hayamos hecho mal, pero hay que entender que para hacer una campaña de acercamiento necesitamos recursos que no hemos tenido y el nivel adquisitivo de los vecinos no es alto. Pero veo que falta que el Ayuntamiento se crea que la Sierra de San Cristóbal es de El Puerto, y cuando ocurra, todo irá bastante mejor porque los primeros beneficiados seríamos nosotros.
—Ahora toma un puesto de vocal sin responsabilidad, ¿cuál será su labor en esta nueva etapa?
—Desde la primera conversación que mantuve con la junta les dije que estaré ahí para lo que quieran. Es imposible pedirle a la presidenta que tenga el rodaje que tenemos. Me quedo como cargo de confianza sin sueldo (asegura entre risas), no los voy a dejar en la estacada y les ayudaré en lo que haga falta.
—¿Un consejo para estos jóvenes?
—Lo principal es que no pierdan la ilusión, que es un valor que hay que regar todos los días, continuamente, y que tengan presente que luchan por y para todos los vecinos, que siempre lo tengan claro. Además, les queda mucho por vivir, por lo tanto les pido que se enamoren todos los días de algo, porque en el mundo vecinal siempre se recibe más de lo que se entrega, pero hay que hacerlo de manera constante.
—¿Qué supone para usted dejar el cargo de presidente de la asociación de vecinos?
—En principio un alivio. Siempre he sido partidario de los mandatos cortos, aunque la mayoría de las veces no hay alternativas. Hace cuatro años lo quise dejar pero no había alternativas, pero antes de abandonar la asociación, debido a los problemas de integración y regularización que tiene el barrio, decidí continuar. Dejarlo así supone doble alivio, porque voy a descansar, y segundo porque veo que hay personas que quieren tirar del carro, y más sabiendo que es un grupo de jóvenes, porque la media de edad es de 28 años, el que quiere hacerlo. No exagero si digo que hoy por hoy no hay una junta tan joven como ésta en El Puerto, lo que demuestra que la juventud puede hacerse cargo de las riendas de los barrios, que es como debe ser.
—¿Si no hubiera habido renovación, hubiera aceptado de nuevo el cargo de presidente?
—Creo que no, porque ya hace cuatro años ya dije que quería dejarlo, en diciembre de 2009 en asamblea volví a repetirlo, por lo tanto creo que no, aunque esto (la asociación) hubiera tenido que coger otros derroteros.
—¿Qué supone que el mando de la entidad lo tomen los jóvenes?
—Primero, una lección para todos los que nos creemos imprescindibles en los cargos, porque si se les da participación, actividades y no se les trata como muebles, ellos responden. Para mí son uno de los pilares más importantes de los barrios, por ello no podemos tener una mesa coja sin los jóvenes. Ellos no aceptan imposiciones, pero sí que están dispuestos a aceptar responsabilidades, y la muestra la tenemos en la nueva junta directiva. Para mí supone sorpresa y asombro, porque creemos que no se implican. Así que estoy contento de que estos jóvenes tiren de la asociación y más una mujer, porque demostramos que la juventud y las mujeres quieren tomar cartas en el asunto.
—¿Se cumple por tanto una de las asignaturas pendientes de las asociaciones con la implicación juvenil?
—En este caso sí, aunque no vayamos a engañarnos, no es fácil, primero porque desde las asociaciones nos hemos dado mañas para desencantar a la juventud, imponiendo actividades que no demandan. Tenemos que dar un vuelco total y darles participación para después poder pedirles que tomen las riendas de la asociación. Hay que hacer una limpieza de fondo en las asociaciones y trabajar la base, porque si no el asociacionismo está condenado a desaparecer. Hay presidentes que llevan 25 ó 30 años y eso es una burrada porque nos vemos inmersos en la rutina, ya no se tiene la misma ilusión que cuando se empieza. Yo nunca he dicho eso de esto lo hago mañana y últimamente sí, y en el movimiento vecinal mañana puede ser tarde, por eso era hora de abandonar.
—¿Se puede decir que la Sierra es casi pionera, porque pocas o ninguna asociación, han conseguido atraer a la juventud?
—No jugamos a ser pionera en nada, sino a tratar el barrio y la realidad del mismo. Hay que ser pionera en las soluciones del barrio.
—¿Por lo tanto sin proponérselo lo han conseguido?
—Sí, y más en un barrio donde la población es sobre todo mayor, por lo tanto es otra satisfacción más. Pero si en algo somos pioneros es en el abandono, la incomprensión vecinal, en cuarenta cosas que nos han hundido en situaciones tercermundistas y a día de hoy somos pioneros en que muchos vecinos no sepan dónde está y qué es la Sierra. Me da pena que después de cuatro años el Ayuntamiento no haya dicho esta boca es mía para alegrarse de haber ganado el pleito con Jerez, aunque no lo haga por asumir a los vecinos y al barrio, y deja mucho que desear de una Corporación. Por eso una de las labores de la nueva junta será sacar del anonimato a la Sierra, que no somos okupas y no queremos quitarle nada a nadie, tenemos nuestra historia, que nos avala, y eso tiene que tener un peso específico. De hecho, teníamos un proyecto, que he pasado a la nueva junta directiva, de acercar la Sierra al resto de vecinos a través de las asociaciones.
—¿Cómo valora su etapa como presidente?
—No soy quien para valorarla, pero me tocó vivir la peor etapa. Cogí la asociación cuando creíamos que éramos de Jerez y cuando el PGOU nos recogía como suelo urbano. Y al día siguiente nos levantamos con la noticia de que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) dicta sentencia. Así que hubo que partir de cero y trabajar con otro Ayuntamiento. Para mí fue lo peor y la vivimos con peor o mejor acierto, pero nos tocó. Así que al principio mi etapa fue muy dura, pero también muy alegre cuando hemos conseguido algo, por poco que haya sido.
—¿Lo más importante que ha conseguido hasta ahora?
—Unir al barrio, que estaba muy dividido. Hace 25 años daba gusto vivir, las 40 familias eran todas parientes, pero la población de la Sierra se dispara y crece hasta las 210 familias actuales, y unir los criterios de los nuevos y los viejos y evitar que esto se convirtiera en Villarriba y Villabajo, que es lo que han intentado muchas veces, dividir al barrio, ha sido una tarea complicada. Pero todavía queda mucho por conseguir, y es la asociación de vecinos la que tiene que tirar del carro.
—¿Lo que le hubiera gustado conseguir?
—Una asignatura pendiente, la espinita clavada en el corazón, es no haber conseguido la plena integración en El Puerto. Entiendo que algo hayamos hecho mal, pero hay que entender que para hacer una campaña de acercamiento necesitamos recursos que no hemos tenido y el nivel adquisitivo de los vecinos no es alto. Pero veo que falta que el Ayuntamiento se crea que la Sierra de San Cristóbal es de El Puerto, y cuando ocurra, todo irá bastante mejor porque los primeros beneficiados seríamos nosotros.
—Ahora toma un puesto de vocal sin responsabilidad, ¿cuál será su labor en esta nueva etapa?
—Desde la primera conversación que mantuve con la junta les dije que estaré ahí para lo que quieran. Es imposible pedirle a la presidenta que tenga el rodaje que tenemos. Me quedo como cargo de confianza sin sueldo (asegura entre risas), no los voy a dejar en la estacada y les ayudaré en lo que haga falta.
—¿Un consejo para estos jóvenes?
—Lo principal es que no pierdan la ilusión, que es un valor que hay que regar todos los días, continuamente, y que tengan presente que luchan por y para todos los vecinos, que siempre lo tengan claro. Además, les queda mucho por vivir, por lo tanto les pido que se enamoren todos los días de algo, porque en el mundo vecinal siempre se recibe más de lo que se entrega, pero hay que hacerlo de manera constante.
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