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Silvia Gómez: una buena política

Se le reconoce su valía política en como sabe manejar los entresijos de su agrupación, diestra con la guadaña para cortar los pies a sus compañeros

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  • Manuel Raposo.
Lo que es cierto, es que tengo menos años que la señora Silvia Gómez, y no me gusta tutear a las personas que no conozco de nada, aunque en este caso, para bien o para mal, de todos es conocida esta mujer en el ámbito político y mis padres me enseñaron desde que tenía uso de razón a tener una educación que me permitiera desenvolverme bajo la esfera del respeto.

Silvia Gómez es una gran política, podría impartir, si se lo propusiera, clases de Ciencia Política en cualquier universidad, de hecho, tiene una dilatada experiencia, puesto que ha vivido la mayor parte de su vida cobrando, legítimamente, del erario público.

Es una política prudente, por lo que manda a su escudera, como si de Quijote de la Mancha se tratara, para defenderla y escurrir el bulto de la manera más fácil posible, incluso se atreve su Sancho Panza particular a firmar su artículo de opinión dirigido contra mi persona, como miembro de una organización inexistente -Juventudes Independientes-.

Cita la escudera de Silvia Gómez en su artículo de opinión datos sobre mí que no tienen ningún ápice de credibilidad puesto que, salvo que me estén espiando, desconoce mi trayectoria vital y mi recorrido como estudiante.

Estudio una licenciatura en Derecho y una diplomatura en Gestión y Administración Pública, me encuentro en el tercer año, becado año tras año por el Ministerio de Educación a razón del expediente académico y a consecuencia del drama social que viven en la actualidad muchas familias portuenses, la lacra del paro, que muchos hijos de padres en situación de desempleo, como yo, tenemos que padecer desde hace años.

Tengo nociones de protocolo, el protocolo de la calle, el que te dice que en un Pleno hay que guardar las formas, no hay que chillar ni dar gritos, y el que me enseña a mirar de frente y a los ojos a la gente de mi barrio, a la gente de mi ciudad, pero lo que sí es cierto es que carezco del protocolo de saber comer gambas y cigalas, el protocolo de los buenos políticos al que Silvia estuvo acostumbrada.

Silvia Gómez, la potencial conferenciante de Universidad, ha sido durante los años en los que ha estado en el poder verdaderamente polifacética, toda una maestra liendre, pues ha llevado en nuestra ciudad temas tan dispares, como Fiestas o Policía Local.

No voy a entrar hoy en dilema conocido por todos, de si ha llevado a cabo sus gestiones de manera positiva, o si lo ha hecho de forma pésima, simplemente recuerdo que últimamente no lo estaría haciendo tan bien, ya que su partido perdió 6 concejales en un abrir y cerrar de ojos.

También, además de ‘maestra liendre’ se le reconoce su valía política en como sabe manejar los entresijos de su agrupación, diestra con la guadaña para cortar los pies a sus compañeros de partido contrarios a sus consignas, y siniestra con el cuchillo para cortar la cabeza del señor Juan Gómez, arrebatándole la portavocía. Política leal, siempre fiel a su mentor, sostén y apoyo, el ex alcalde H.D., sin importarle que éste tenga causas pendientes con la justicia o haya sido condenado por prevaricación. Temamos todos los ciudadanos de nuestra ciudad lo que ha podido enseñarle el exalcalde asiduo a los juzgados.

Tengo como prioridad en mi vida el formarme, el mirar a mi alrededor y aprender de las personas que me puedan enseñar, que me transmitan esencias que me lleven a ejercer la vocación que sueño con desempeñar desde hace muchos años.

De la señora Silvia Gómez también aprendo, me enseña en lo que nunca, nunca, bajo ningún concepto debo convertirme políticamente.

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