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El nuevo parón en la obra del colector convierte Gallineras en una bomba de relojería

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  • Los trabajadores se han marchado porque no cobran sus salarios
  • Los representantes vecinales no saben si podrán parar a los afectados si hay más inundaciones
Sólo hace falta que llueva torrencialmente y que vuelvan a producirse inundaciones como las del 11 de octubre pasado, sin necesidad de que se conjuguen tantos elementos adversos como en aquella ocasión en la que descargaron cuatro tormentas a la vez.
Ahora hará falta menos agua porque las tormentas se están produciendo, y una detrás de otra, en las obras del colector de la avenida Constitución, de nuevo paradas porque la empresa concesionaria no paga a los trabajadores. Eso es lo que tiene soliviantados a los vecinos que ven cómo los partes meteorológicos comienzan a pronosticar mucha agua mientras que unas obras calificadas como de urgencias sufren parones que no llegan a entenderse.
Se trata de una obra que presumiblemente cuenta con financiación municipal pero a la que la empresa Ecasur 10 -lo del 10 posiblemente no sea por lo mismo que el Ayuntamiento le pone esa cifra a la ciudad- no responde y los trabajadores se ven obligados a marcharse, a pesar de que ya han establecido una especie de complicidad con los vecinos y se despiden con pesar por perder el trabajo y por no poder solucionar la situación del barrio.
Los responsables vecinales, que son los que soportan las quejas y preocupaciones de los vecinos, ya han dejado claro que lo más probable es que cambien la actitud con respecto al Ayuntamiento, que ya solucionó el primer parón de las obras. Y si además de esa situación ‘administrativa’ los chaparrones ocasionan nuevas desgracias, lo más probable es que el diálogo de convierta en medidas de presión, incluidas manifestaciones y algo más si los responsables vecinales no son capaces de encauzar la desesperación de quienes lo han perdido casi todo en más de una ocasión.
Se trata además de un problema con mucha mala gestión acumulada, toda vez que las obras debieron haber empezado en la primavera de este año y no en pleno mes de agosto, lo que no hizo sino provocar -además del retraso en la finalización y propiciar que llegaran las lluvias-muchos perjuicios para negocios de la Ronda del Estero. Además de a los vecinos de Constitución que llevan muchos meses con las zanjas abiertas en las puertas de sus casas.

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