Toda actuación política debe conllevar cierto consenso social en su realización, es decir, no se puede estar tomando decisiones políticas de lo que la gente está reclamando y reivindicando en la calle. Ese debe ser el constante pulso social que cualquier gobierno debe tener en cuenta para acertar en la mayor parte de sus decisiones.
Digo esto incluso desde un punto de vista práctico. Cuando se toman decisiones políticas debatidas y consensuadas con las partes implicadas es difícil que se recriminen determinadas medidas en tanto que hay cierta responsabilidad compartida.
Ahora bien, también hay que tener en cuenta que llegan momentos en los que el político se ve solo ante una decisión y, sin dudarlo, debe elegir el camino a seguir en su actuación política.
Luego se verá si esta actuación ha sido acertada o no.
Todo esto que les digo viene a colación de lo que ha sucedido por parte del Gobierno de España con respecto a las pensiones y su sostenibilidad. Un tema que siempre, cada cierto tiempo, tiene complicaciones negociadoras con los agentes económicos y sociales, esto es, con los sindicatos y la patronal.
Hasta ahora, el Gobierno de Pedro Sánchez había ido sacando acuerdos. En estos dos años ha habido un total acuerdo entre ambas partes. Hasta el pasado lunes en el que el Gobierno ha decidido tomar una medida en contra de lo que los empresarios solicitaban.
Se trata esta de una cuestión importante porque estamos a la vuelta de una supuesta reforma laboral que debe contar también con el consenso de los empresarios. ¿Va a abordar el Gobierno esta importante reforma para nuestra economía sin contar con la opinión de quienes generan empleo y riqueza?
Y, sobre todo, ¿qué repercusión tendrá todo esto con la creación de empleo en momentos tan complicados como los que estamos viviendo? No olvidemos que estamos saliendo de una importantísima crisis económica y social derivada de la pandemia de coronavirus y todo lo que sean palos en las ruedas complicarían las opciones de empleo de miles de españoles que lo necesitan.
Una vez más el Gobierno ha optado por la vía fácil desde mi punto de vista. Entre enfrentarse a los sindicatos (cada vez más cuestionados por la sociedad española) y con los empresarios ha elegido hacerlo con estos últimos. ¿Por qué? Pues sencillamente porque no pueden ellos plantear una huelga general que tambalee un gobierno tan débil como el que tenemos en la actualidad. Además, ya desde hace tiempo les dije que el PSOE se estaba podemizando y este radicalismo de izquierdas ha ejercido una presión enorme para que Pedro Sánchez (último responsable de ello, no lo olvidemos) opte por dejar tirados a los empresarios con una subida de costes laborales importantes.
Como les dije antes, hay momentos en los que los políticos deben tomar decisiones solos y en este caso, Pedro Sánchez, ha errado en su elección desde mi punto de vista. Podría haber optado por una decisión salomónica pero no quería alterar a ambas partes.
El resultado de esto lo veremos cuando suba o baje el paro. No nos engañemos, los Gobiernos no crean empleo, lo hacen los empresarios y éstos se merecen al menos respeto en la toma de decisiones.