Reciente ganador del IX Concurso Internacional de Relato “Fénix Troyana”, organizado por la revista cultural del mismo nombre, en la localidad valenciana de Chelva, Rafael Vera Peinado, colaborador de este medio, se postula como nuevo valor de las letras locales. Hoy le conocemos más de cerca.
Desembarcas en el Olimpo de los premios literarios con “Tres cruces”, ¿por qué eliges este tema y qué mensaje quieres transmitir? Cada mes, desde el Colectivo Literario Entre Aldonzas y Alonsos, seleccionamos un tema o palabra clave para escribir sobre ella. En Mayo de 2017 fue “cruces” la palabra elegida. Coincidió con el aniversario de la muerte de Miguel Hernández y una noche le leí a mi hija mediana, cinco años entonces, Las Nanas de la Cebolla para acostarla. La pobre lo pasó fatal, así que seguíre leyendo al poeta de Orihuela y topé con el poema “Llegó con Tres Heridas”. Ahí se me encendió la bombilla: el relato estaría compuesto por tres personajes, tres actos, cada uno correspondiente a una estrofa del poema.
¿Con qué aliños se hace tu literatura? Con J&B y SevenUp, pero con moderación. Ya en serio, soy más seriéfilo y cinéfilo que lector, un gran defecto que por temporadas evito, aunque no lo suficiente. Cuando tienes un relato en mente la inspiración puede venir de cualquier sitio: una charla, una foto, un poema, un comentario que oyes por la calle… Mis relatos suelen ser muy visuales. De hecho estamos adaptando uno para hacerlo cortometraje, pero eso ya es otra historia que espero tenga un final feliz como el de las 3 Cruces.
¿Por qué escribes? Principalmente por placer, ojalá algún día me dé para comprarme una moto, pero de momento es puro placer. Al “obligarse” a hacerlo mensualmente se convierte en una especie de reto. Tras las lecturas, si alguien viene a comentarme tal o cual aspecto de lo leído, para mí es un premio y todo un orgullo. El ego, quieras que no, es un animal que pide mucho de comer. Eres un miembro activo de “Entre aldonzas y Alonsos”. ¿Qué hacéis ahí los domingos por la tarde para que vaya germinando ese semillero de buena literatura? Me propusieron entrar en el grupo una vez formado y no pude negarme.Con el tiempo ha ido cambiando la membresía, pero la esencia es la misma: compartir el placer de escribir. El último domingo de cada mes, salvo excepciones, realizamos una lectura en la que proponemos un tema o palabra clave, como comentaba antes. Este próximo día 29 de abril es “Impresión”, buscando algo relacionado con los libros, ya que es su mes. La mecánica es simple: unos días antes tratamos de recopilar los relatos, aunque incluso en el mismo momento de la lectura puede aparecer quien lo desee y leer el suyo propio. La única limitación que ponemos, por motivos evidentes de tiempo, es que ronde las 700 – 800 palabras y que aparezca la palabra elegida. Tras la lectura comienza lo más interesante: el debate. Todo el colectivo está para charlar con los asistentes y recibir de primera mano sus críticas.
A propósito de que la mujer está muy presente en tu relato, ¿crees que falta representación de la misma en el mundo literario? Nuestro colectivo es eso, un colectivo, así que no tenemos socios ni miembros. Unas veces hay más gente, otras menos, pero sí se mantiene un núcleo que suele ser constante. En ese núcleo tenemos paridad. No es algo buscado, estamos abiertos a quien quiera acercarse y compartir sus relatos. Salvando el estilo, que con el tiempo conoces de quién es un relato con sólo escuchar el primer párrafo, sería difícil discernir el sexo de quien hay detrás de ese folio antes en blanco. A nivel de alta costura literaria si varía el tema, muchos más autores que autoras suelen aparecer en los números uno. Personalmente me parece absurdo diferenciar: si un texto es bueno, es bueno. Da igual quién lo haya escrito.
Y para terminar, ¿estás de acuerdo con eso de que para escribir algo bueno hay que escribir siempre para uno mismo? Para escribir hay que tener seguridad en lo que se hace, si no se transmite una idea clara quien lo lea se perderá o terminará abandonando la lectura. Cuando comencé a presentarme a concursos (de momento sólo han caído dos, espero que sean más) si es cierto que he sacado mi lado “mercenario”. Sabiendo para quien escribes te adaptas, eso es innegable, pero tratando siempre de mantener tu propia esencia y, sobre todo, estar convencido de poder defender el texto.