Cuando el 14 de agosto de 1936 la custodia procesional de Jaén fue arrojada democráticamente desde la lonja norte de la catedral sobre la batea de un camión
Como ya es habitual, recogida la custodia, toda la atención fue a parar al paso de la patrona, la Virgen del Rosario y al del Cristo de la Sagrada Cena
Hermandades religiosas, grupos políticos e incluso los más pequeños, pusieron su granito para crear un diseño inmenso a base de grandes cantidades de sal