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Agustín Castilla Ávila: “Es lo más grande que he hecho en mi vida”

‘Cerro Rico’ es el gran proyecto operístico del compositor jerezano Agustín Castilla Ávila, bajo la producción de la New York Opera Society

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  • Agustín Castilla Ávila, junto al libretista Herbert Mackinger en Salzburgo. -

Salzburgo siempre fue una de las grandes cunas de la música clásica. Ahora lo sigue siendo, pero además de generar, también acoge a grandes artistas, como es el caso del compositor jerezano Agustín Castilla Ávila,  afincado en esta ciudad y embarcado en su nueva ópera, Cerro Rico, con la que se adentra en las minas de Bolivia a partir del libreto de Herbert Mackinger y bajo la producción de la New York Opera Society.

Agustín Castilla Ávila es uno de los grandes artistas que Jerez ha exportado allende sus fronteras y que ha recorrido gran parte de la geografía nacional e internacional demostrando sus dotes como guitarrista y compositor. Tras cinco óperas de cámara, ahora está a punto de dar a luz al proyecto más grande en el que se ha embarcado nunca: su ópera Cerro Rico basada en el libreto alemán de Herbert Mackinger, que él mismo se ha encargado de traducir al español.

“La opera musicalmente está escrita en español y yo mismo me encargué de hacer la traducción del alemán al español. Además, está escrita para orquesta y coro con cantantes, bailarines… es una producción muy grande”, afirma el compositor. La ópera nos trasladará a la montaña boliviana del mismo nombre, la cual fue conocida por ser una de las mayores minas de plata de la historia.

“Es una ópera masculina, ya que está ambientada en el mundo de los mineros, en la mina de Bolivia, y claro, no se permitía entrar a las mujeres por cuestiones supersticiosas. Hay un personaje muy importante,  que es Chaska, que se disfraza de hombre y trabaja en la mina y tiene una gran importancia en la segunda parte. Este personaje se disfraza porque se cree que caerá una maldición si una mujer entra en la mina, lo cual da mucho juego en toda la obra”, explica Castilla emocionado. De esta mágica ambientación tiene gran parte de culpa su libretista Herbert Mackiger quien entre bromas afirma que espera aprovecharse “de este talento andaluz y de su música. Como empecé este proyecto en el 2010, lo siento como un niño que ha ido creciendo y conozco la longitud de toda esta ópera y como se ha ido desarrollando”.

A pesar de llevar gestándose desde 2010, no fue hasta el año 2019 en el que estos dos artistas despiertan el interés para producir Cerro Rico por parte de la New York Opera Society. “En el 2018, la revista Scherzo publicó un artículo sobre el evento de un festival de Beirut y me contactó por mi ópera La Luterana. Me preguntó en qué proyectos estaba metido y les hablé de CerroRico y empezaron varios meses de conversaciones. En julio de 2019 acordamos que la New York OperaSociety estaría interesada en producirla”, narra Agustín Castilla sobre el proceso de negociación para que esta ópera llegara al punto de producción en el que se encuentra hoy en día.

Tras un largo recorrido de años inmerso en la composición de esta boliviana y misteriosa ópera, Castilla asegura que “uno aprende muchas cosas y ha sido muy interesante escribir una obra de dos horas y media y hay muchísimos detalles enlazados. Es el trabajo más grande que he realizado nunca, no ya por el componer, sino por el tener que hilvanarlo todo. A la hora de tomar ideas casi que me ha interesado más el escuchar a directores de cine para ver cómo explican todos los detalles que escuchar a músicos”.

Una dificultad a la que se le ha sumado el momento actual por el que está atravesando la cultura, la cual, afirma el compositor, se ha visto “mucho más afectada en Estados Unidos”, unido a que la ópera es un género que hoy en día se consume cada vez menos. Ante esta última dificultad, Agustín Castilla sostiene que lo más importante es “creer en el proyecto. Hay muchas cosas para hilvanar y no es sencillo. Las dificultades se quedan para nosotros, pero hay que tener mucha fe y dar con casualidades como que ha pasado en medio de la pandemia y a pesar de ser un retraso, hemos tenido más tiempo y hay elementos que sí van a aparecer en la ópera”.

Este artista también tiene tiempo para ver y analizar desde su atalaya austriaca cómo es la situación actual de la cultura en Jerez, una cuestión que define como “casi una relación de amor-odio, puesto que la cultura y la tradición son muy ricas, pero profesionalmente, los pasos que se dan no son los mejores”, aunque añade que a nivel andaluz le hace mucha ilusión estar presente en eventos como es el caso del Festival de la guitarra de Granada, donde se va a interpretar su obra El silencio que mata. “Este tipo de interpretaciones me hacen mucha ilusión porque casi que no tengo oportunidades en Andalucía”. A pesar de estas pocas oportunidades, Castilla Ávila sentencia diciendo que ha dado más de “110 conferencias en el mundo en más de 30 países. Donde más me ha costado y donde no lo he conseguido aún ha sido en Jerez y en su conservatorio. Es más fácil conseguir una conferencia en Tokio o Singapur que en Jerez”.

 

 

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