Estamos bien jodidos con la energía en este país. Pagamos una de las facturas de la luz más caras de Europa y tenemos que poner la lavadora de madrugada o los fines de semana. Y con el horario laboral qué hacemos, las empresas requieren el consumo eléctrico entre semana y diurno. No suben los salarios pero tragan con los aumentos de tarifa porque aquí el monopolio energético es intocable.
En España las eléctricas son el Miami de los políticos jubilados. Una poca vergüenza que se tolera y que hace que nadie que gobierne les hinque el diente.
Eso sí, los accionistas están de enhorabuena siempre, sus beneficios no paran de multiplicarse.
Con la enorme reducción de salarios que se hizo en España con la reforma laboral del PP, la luz se lleva un enorme pellizco del sueldo de los españoles. Se ha convertido en artículo de lujo uno de primera necesidad.
¿Dónde están los buenos propósitos del PSOE de frenar esto? Se han quedado en agua de borrajas, igual que lo de acabar con la reforma laboral que ha llevado a gente que está empleada a ir a comer a los comedores sociales.
Los jubilados tienen que vivir intentando limitar al máximo el consumo. En España hay muchas personas con seiscientos euros de pensión e incluso menos. Ya sólo les queda apagar el televisor que es el único electrodoméstico que les da compañía.
Estamos ante un flagrante recorte del estado del bienestar que soportamos como un rebaño de ovejas.
Hasta el paso a la transición energética se cobra en la factura. Un diez por ciento del recibo se supone que se dedica a esto, todo pasa por el bolsillo del consumidor.
Y para cuándo las mejoras que hagan soportables los picos de consumo sin que se produzcan cortes en el suministro. Se invierte poco en infraestructuras porque se procura mermar lo menos posible el beneficio.
Da igual quién gobierne en España, con las eléctricas no hay quien se meta, pero ellas bien que se meten en los bolsillos de todos para vaciarlos.