La pandemia ha cambiado nuestras vidas en menos de un año, y puede que de por vida, aunque lo que más llama la atención después de todo este tiempo es que lo ha hecho tras habernos enfrentado a ella de dos formas diferentes. Los resultados, por supuesto, también han sido diferentes, aunque sí coinciden en su capacidad para alimentar nuestra incertidumbre. Así, vencimos a la primera ola mediante un confinamiento riguroso, después de que nos venciera el miedo.
Y ahora, en el mismo periodo de tiempo, hemos vencido a la segunda sin dejar de pisar la calle, aunque con unas cifras que nos habrían quitado el hipo en abril. Con la esperanza de la vacuna a la vuelta de la esquina, pero también la amenaza de una tercera ola en enero, la provincia afronta la recta final de 2020 doblegando una “curva” que le permite desde este sábado levantar los cierres perimetrales entre municipios, aunque sin fecha aún para volver a la normalidad de la rutina y las fiestas del calendario.
Parece que ha pasado mucho más tiempo, pero solo han sido nueve meses desde que se confirmó el primer caso por coronavirus en la provincia. Ocurrió un 7 de marzo y fue un militar español destinado en la base naval de Rota. Apenas una semana después el Gobierno decretó el estado de alarma y el confinamiento de la población. Fueron los días de las colas en los supermercados, de los cierres de los colegios, los cines, los parques, las playas, las pistas deportivas, los comercios, de las patrullas de la UME y la Marina por las calles de nuestras ciudades, de los primeros ERTE, y hasta de las misas por internet.
Un mes después el paro subió en más de 25.000 personas, Cáritas duplicaba su número de usuarios, hubo que implantar controles en las carreteras para evitar los desplazamientos a segundas residencias, los sanitarios caían contagiados por las faltas de medios para atender a los pacientes, el virus se introdujo mortalmente en las residencias de mayores, empezó el reparto de mascarillas en servicios públicos y se suspendió la Semana Santa, las ferias, las motos y el Rocío. Con mayo llegaron las fases de desescalada, las reaperturas de negocios, a medida que desaparecían los contagios y se disparaban las altas. A finales de julio, cuando habían transcurrido cuatro meses y medio desde el inicio de la pandemia en la provincia, se llegó con 1.619 casos acumulados, 1.351 curados y 165 fallecidos.
Todos dábamos por casi derrotado al virus, pero entonces comenzaron a surgir los denominados “rebrotes”, que terminaron por convertirse en la avanzadilla de una segunda ola que hizo temer el regreso de unos confinamientos que, definitivamente, no han sido necesarios, pese a la rotundidad de unas cifras alarmantes si se las compara con las de la pasada primavera. Así, entre el 7 de marzo y el 31 de julio se registraron 1.709 casos, 1.454 curados y 172 fallecidos en la provincia. Entre el 1 de agosto y el 11 de diciembre han sido 28.570 casos, 16.924 curados y 478 fallecidos. Solo en el mes de noviembre se han registrado más positivos (13.387) que entre marzo y octubre, ambos incluidos (13.128).
Más datos que habrían alterado nuestra estabilidad emocional en pleno confinamiento: los 106 contagios registrados el 1 de abril -la cifra más alta en 24 horas durante la primera ola- han quedado reducidas a la insgnificancia con los 789 que se marcaron el 20 de noviembre. O los relacionados con la presión asistencial: el 2 de abril había 105 personas ingresadas en hospitales de la provincia, 20 de ellas en UCI; el 19 de noviembre se llegó a las 380, 58 de ellas en UCI.
Aunque hay otra cifra que no debe llevarnos al extremo de dar por vencido de nuevo al virus. Al final de la primera ola, el número de casos activos no llegaba al 3% en toda la provincia. En este momento, el distrito sanitario que más se acerca a aquella cifra es el del Campo de Gibraltar, con un 14%. El de Jerez supera el 53%, el de la Sierra el 47% y el de Bahía el 41%. Es más, Cádiz es la segunda provincia andaluza con el índice más bajo de personas curadas, un 60%. Solo Huelva tiene peor coeficiente, aunque con un tercio de contagios menos.
De hecho, en lo que llevamos de diciembre, la provincia de Cádiz ha liderado en Andalucía, en ocho jornadas, el número de nuevos contagios, de ahí que la Junta haya incrementado la realización de test cribados masivos en las poblaciones donde más ha crecido la tasa de incidencia durante el último mes. Pese a todo, hay una tendencia evidente de mejora, después de que la proporción de un curado por cada tres contagios se haya invertido por completo durante las últimas dos semanas. Solo en lo que llevamos de diciembre se han registrado 3.505 altas frente a 1.866 nuevos positivos.
CRONOLOGÍA DE LA SEGUNDA OLA
AGOSTO
El mes cierra con 3.433 contagios acumulados desde marzo, 1.790 curados y 181 fallecidos, tras los sucesivos brotes detectados desde finales de julio en diferentes puntos de la provincia
SEPTIEMBRE
Reabren los colegios. Los profesores de los centros se someten a test rápidos. La mayoría de colegios establecen sistemas rotacionales para las clases presenciales. Algunos grupos de padres protestan contra la vuelta a las aulas. El tiempo terminará por dar la razón a la administración, ante la escasa incidencia de cierre de aulas y centros educativos por contagios.
El consejero de Salud anuncia que los andaluces seremos los primeros en vacunarnos en enero.
Se posponen a enero las decisiones relacionadas con los eventos festivos y tradicionales de 2021, caso de la Semana Santa y las ferias, aunque Cádiz anticipa que no habrá Carnaval.
El impacto de la pandemia se centra en la atención primaria.
El 85% de los nuevos contagios se detectan entre personas de entre 19 y 30 años, y en asistencias a fiestas.
A final de mes se producen los primeros confinamientos de aulas y de algunos centros de la provincia, aunque la incidencia es mínima.
La Junta recomienda reducir las reuniones familiares a seis personas.
OCTUBRE
Se detecta un brote en el Hospital de Jerez
La Junta anuncia que realizará test masivos en varios municipios de la provincia.
Se produce un acusado repunte de los ingresos hospitalarios tras el puente del 12 de octubre
Permiten la presencia de aforos reducidos en estadios de fútbol.
Se reactivan los brotes en residencias de mayores de la provincia.
El día 25 el presidente del Gobierno decreta el Estado de Alarma hasta el mes de mayo y establece el toque de queda a partir de las 23 horas.
El día 29, la Junta decreta el cierre perimetral de Andalucía y el de varios distritos sanitarios, entre ellos Jerez-Costa Noroeste y Sierra de Cádiz. Y además, restringe las reuniones familiares a seis personas.
NOVIEMBRE
El día 9, la Junta decreta el cierre perimetral de todos los municipios andaluces, adelante el toque de queda a las 22 horas y fija el cierre de bares y comercios a las seis de la tarde.
La tasa de incidencia supera la barrera de los 500 casos en más de una docena de municipios, entre ellos Jerez, que alcanza los 720 casos el día 20.
Noviembre cierra como el peor mes de toda la pandemia en número de contagios y fallecidos.
DICIEMBRE
Las ciudades inauguran los alumbrados navideños sin convocatorias ni actos multitudinarios. También se han cancelado las cabalgatas de reyes magos.
Durante el puente, las ciudades mantienen el cierre perimetral.
Las cifras de contagios comienzan a remitir y los datos dibujan ya el descenso de la curva, al tiempo que se produce un repunte de personas que superan la enfermedad, cae la presión asistencial en los hospitales y también la tasa de incidencia. Solo un municipio, Barbate, supera la barrera de los 500 casos por cada cien mil habitantes.
El día 12 entran en vigor las medidas de desescalada para la movilidad entre municipios y se amplía el horario comercial.