El tiempo en: El Condado

Jerez

Cierran su pescadería una hora para ir “corriendo” a casarse

Luis y Gema se fueron directos al juzgado de Sanlúcar y volvieron a su negocio de San Joaquín para seguir atendiendo a sus clientas que esperaban en la puerta

Publicidad Ai
Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
  • Luis en su pescadería con su hermana Lorena, una de las testigos de su boda. -
  • Tenían la boda programada hace cuatro meses y pensaban cerrar el viernes, pero la cantidad de encargos y clientes se lo impidió
  • "Es un desastre aunque haya más ventas; esto no es normal; yo prefiero el día a día; es lo mejor”

“¿Te casaste?”; “¿Abres el martes?”. Las dos eran las preguntas del millón ayer sábado en la pescadería Mi Vela, en el barrio de San Joaquín, que regentan desde hace siete años Luis y Gema, una pareja de Sanlúcar, 24 horas después de convertirse en marido y mujer. Se casaron con lo puesto y por los pelos en los juzgados de su localidad en cinco minutos y regresaron rápidamente a Jerez para seguir atendiendo a sus clientas, que les esperaban en la puerta. No fue la boda que habían soñado, porque su idea hace cuatro meses no abrir ese día y luego irse a almorzar con la familia, pero teniendo en cuenta que por un momento pensó que no llegaban “salió bien. ¡Hombre, por lo menos me casé!”, señala. Y es que ni Luis ni su ya esposa las tenían todas consigo cuando era las once de la mañana y seguían con la pescadería llena de gente para comprar y recoger encargos.

“Me casaba a las 12.15. Pensaba cerrar a las once y cuarto, pero estaba a tope. Me fui de aquí corriendo directo al juzgado; aparqué mal y todo. Menos mal que el juez llegó un cuarto de hora más tarde, sino, no me caso”, detalla, aliviado. A las 13.15 horas ya habían cambiado su estado civil. Fueron cinco minutos, con la madre y la hermana de Luis como testigos en un viernes 13 muy especial para los dos. A la una y media estaban de vuelta. En la puerta, algunas de las clientas que ayer no paraban de felicitarle. “¿Te casaste?; ¿Te casaste?”Enhorabuena”, comentaba una de ellas. “A ella le cerré la puerta”, decía él, divertido. Ese día estuvieron hasta las dos y diez vendiendo pescado, con la única diferencia de que por primera vez lo hacían como marido y mujer. Se juntarán con los suyos más adelante. Es consciente de que con la alerta sanitaria el país no está para celebraciones.

“Fue un día normal, mi mujer iba con las zapatillas. Con esto que está pasando del coronavirus...”. A las 14.30 horas el matrimonio se fue  a la guardería a por el bebé de 13 meses en el último día de clases para luego comer y tirar para la lonja de Sanlúcar a comprar pescado para el sábado. Hasta las nueve de la noche. Llegó a casa agotado. No fue el día de su boda que había imaginado, pero Luis no pierde la sonrisa. “Es que es muy apañado”, señalan otras clientas con las que queda en enviarles WhatsApp para avisarles de lo que trae el martes “si no cambia la cosa”. “Tú me avisas, eh?, le dicen desde la puerta a este pescadero tan querido en el barrio tras vender las últimas gambas.

Poco antes ha llamado a otra vecina a casa para decirle que habían llegado los volaores que le pidió. Y es que si algo está demostrando esta situación excepcional es que el pequeño comercio de proximidad que tantos palos se ha llevado en estos últimos años es más necesario que nunca. “Después de siete años, aquí conocemos al personal bien”, apunta. Hasta ahora el día de su boda  fue “el que más vendió”, quizás incluso “más que en Navidad”, asegura, “porque estaba todo el mundo comprando para guardar también”. Hizo más del doble de la caja que un día cualquiera. Ayer igual.

Como regalo de boda está bien pero Luis está deseando volver a la normalidad, tiene claro que lo que estamos viviendo “no compensa”, independientemente de que las ventas se hayan disparado. “Al final todo son aglomeraciones en todos lados…aquí –donde sus clientas desde el viernes especialmente guardan una distancia de seguridad en la cola de metro y medio, lo que hace que llegue a la calle- en el supermercado; es un desastre aunque haya más ventas; esto no es normal; yo prefiero el día a día; es lo mejor”. Ojalá esa normalidad regrese cuanto antes.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN