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Las cuentas de Málaga para reducir sus emisiones de CO2

El Plan Alicia por el Medio Ambiente propone reducir en 2050 las emisiones a un residual de 0,25 millones de toneladas

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  • Reducir emisiones con la vista en el 2050. -
  • Entre los que más emisiones provocan están la Cementera de la Araña, el transporte privado y la Central de Campanillas
  • También tienen mucho que ajustar los edificios terciarios y residenciales, el Aeropuerto, el Puerto y las instalaciones municipales
  • Una ciudad más amable, verde, comprometida, circular, renovable, biodiversa..., entre los objetivos

El Observatorio de Medio Ambiente Urbano de Málaga (OMAU) cerró el año con diversos documentos entre los que destaca  el que hace referencia a la reducción de emisiones necesaria para alcanzar la neutralidad carbónica en 2050, donde analiza  los supuestos de reducción de emisiones de CO2 en toneladas en 2017 y con el horizonte en el 2050.

De acuerdo con las previsiones recogidas por el OMAU en el Plan del Clima de Málaga (Alicia), sería necesario pasar de los 3,04 millones de toneladas emitidos en 2017 a un residual de 0,25 millones de toneladas que “serian compensados por sumideros artificiales”, un sistema que “sería necesario para reducir parte de la edificación e infraestructuras que no pudiesen adaptase por su antigüedad o coste económico”. El informe dice que los sumideros naturales de vegetación, zonas verdes y parques urbanos y forestales, más los marítimos “no serían suficientes para compensar la totalidad de emisiones, de ahí la necesidad de los sumideros artificiales”. Destacan que en el caso de la movilidad, “toda en su conjunto menos la residual, debería adaptarse a emisiones cero, como la mayor parte de fuentes de emisiones actuales”.

Magnitudes a reducir

El informe contempla una serie de supuestos que afectan especialmente a los emisores más contaminantes: la Cementera de la Araña, el transporte privado y comercial y la Central de Ciclo Combinado de Campanillas que respectivamente deberían pasar de 809.373 toneladas en 2017 a 8.093, de 796.879 a 7.960 y de  678.462 a 6.784.

Por encima de las seis cifras también están  los edificios residenciales, que deben pasar de 263.363 toneladas a 131.681 y los terciarios que emitieron en 2017 185.239 toneladas y debe quedar en 2050 en 92.619. La escala sigue con la gestión de residuos que debe pasar de 88.280 a 8.820, el Aeropuerto, de 79.007 a 790 toneladas de CO2, y el Puerto, de 65.800 a 658. Además los edificios e instalaciones municipales tienen que reducir de 29.583 a 295. El transporte público debe pasar de 19.096 a 190, el alumbrado público de 10.124 a 101, la agricultura de 8.755 a 87, la ganadería de 8.005 a 80, el ferrocarril de 2.870 a 8 y la flota municipal de 1.096 a 10.

Acciones propuestas

El Plan del Clima de Málaga 2050 propone 10+1 acciones destacadas.

Bajo el epígrafe de  Ciudad comprometida y responsable apuesta por modificar los comportamientos habituales en el consumo de bienes y servicios y en el uso cuidadoso de los recursos, principalmente los más perjudiciales para el medio ambiente y que contribuyen a la crisis climática, impulsar compromisos de empresas y comercios en la utilización de energías y recursos renovables y sostenibles y colaborar con la comunidad educativa (centros educativos, estudiantes, AMPAs…) como agentes impulsores del Plan del Clima; bajo el de Ciudad Verde se refiere a desarrollar una Ciudad Verde de esparcimiento y sumidero de CO2, vertebrada por los 15 corredores verdes y un sistema de parques urbanos y de proximidad conectados por un anillo verde que delimite el suelo urbano y el rural, potenciar los Montes de Málaga y reforestar los ámbitos rurales degradados y las cuencas del Guadalhorce y Guadalmedina además de dar valor y fomentar la agricultura de proximidad en los suelos fronterizos no cultivados; Ciudad Mediterránea propone niveles importantes de densidad urbana, de complejidad de actividades y de proximidad a los servicios básicos que evite la dependencia del automóvil privado así como nuevas formas de habitar relacionadas con la ciudad amable y el modelo urbano integrado de la Manzana Verde; una ciudad amable, sin humos, que rueda, apuesta por una nueva movilidad basada en el transporte publico, una potente red de carriles para bicicletas, el espacio peatonal ampliado sustancialmente, y el vehículo eléctrico privado que derivara en pocos años en sistemas compartidos y robotizados; también,  el limite a la circulación de vehículos muy contaminantes; por su parte, una ciudad baja en emisiones llama a eliminar efectos llamada de vehículos privados al centro de la ciudad, áreas urbanas de bajas emisiones, no solo el área del ámbito central de 350 hectáreas de acceso restringido, sino áreas de barrio donde se puedan desarrollar supermanzanas, además de aparcamientos para residentes y la creación de intercambiadores modales en los nodos principales de entrada a la ciudad; la Ciudad Energética/Renovable hace referencia al impulso de las energías renovables, los proyectos de edificación solo de nivel energético A, el impulso a la renovación de viviendas, equipamientos e instalaciones industriales, el desarrollo de una potente red de recarga eléctrica y el impulso de parques solares; Ciudad Mediadora hace referencia a gestionar protocolos de control de emisiones con los grandes generadores de CO2, la Cementera de la Araña, la central térmica de Campanillas, el Aeropuerto y el Puerto.; una urbe biodiversa, con la apuesta por la conservación y restauración de la biodiversidad litoral, costera marina, costera dunar y fluvial, así como la promoción de la investigación local sobre la vulnerabilidad climática e impacto para especies amenazadas y endémicas, además de utilizar los censos de especies como indicadores de la crisis climática; Ciudad Resilente/Adaptada, a través de la implementación de protocolos de riegos climáticos por aumento de temperaturas y olas de calor, localización de refugios climáticos, más los riesgos derivados de inundaciones marítimas y fluviales, la atención especial a la población más desfavorecida y precaria, y una promotora de economía circular con Políticas públicas impulsoras de la economía circular como norma de trabajo habitual en la actividad económica; a esto se suman los compromisos  de que el 30% del presupuesto anual de inversiones municipal tenga relación directa con proyectos sostenibles, el impulso de una política fiscal que priorice las actividades de descarbonización y que penalice las que mantengan niveles no deseados de contaminación y emisiones.

 

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