Comparten el mismo apellido, la misma posición y la misma ciudad natal; ahora también una medalla que las ha catapultado a la cima mundial, concretamente al segundo cajón del podio. Sole y Marta López llegaron en AVE a Málaga la noche del martes con una sonrisa cansada pero brillante, reflejando el trabajo bien hecho.
Sabemos que es la primera vez para el balonmano femenino y estamos asimilando que hemos hecho historiaLas dos malagueñas fueron recibidas como heroínas, rodeadas de familiares y amigos y, sobre todo, de niñas que juegan al balonmano y ven en ellas a las guerreras en las que transformarse. “Son muchísimas horas de trabajo, muchísimos sacrificios, muchos días fuera de casa”, explica Marta López cuya trayectoria internacional la ha llevado a ligas como al francesa o la rumana, además de la española.
“Es un sacrificio del que la gente no llega a ser consciente. A veces los resultadas llegan y otras no. Cuando estás en el podio te das cuenta que en ese momento todo merece la pena”, describe.
“Sabemos que es la primera vez para el balonmano femenino y estamos asimilando que hemos hecho historia -al haber sido las primeras en jugar una final mundialista-”, insiste la extremo derecha, quien hace hincapié en que “sí me va a quedar esa cosita de qué hubiera pasado si hubiera pitado otra cosa, hubiéramos jugado de otra manera o tenido un poco más de suerte. Al final hay que quedarse con lo bueno que es más de lo que nos podemos imaginar”.
En esta línea, Sole López subraya que “no nos hubiésemos imaginado ninguna esto antes de viajar a Japón: el buen trabajo, la forma en la que hemos competido y lo que ha hecho el equipo”.
“Somos subcampeonas del mundo y para mí ir a la selección era un sueño pues imagínate jugar una final de un mundial”, afirma la capitana del Rincón Fertilidad Málaga, cuya dedicatoria fue especial y volvió a recordar al fallecido entrenador Diego Carrasco.
En cuanto a la selección, Marta describe que “cuando se hace un cambio de generación, un cambio brusco; eso necesita un tiempo, resultados malos para que lleguen los buenos”. “He vivido desde fuera como estaba el equipo y creo que ya había madurado y en momentos difíciles ha dado la cara con decisiones acertadas”, concluye.