Hay políticos que anuncian con la misma facilidad que renuncian, acuerdan de la misma forma que desacuerdan, se apuntan el éxito ajeno a la vez que dejan tirado al fracasado propio. Acercamientos y lejanías, presiones y depresiones, rotos y descosidos, derroches y restricciones para justificar no hacer nada aunque parezca que sí.
Ante las manifestaciones de algunos de nuestros hombres y mujeres de la cosa pública, no solo nos sentimos indefensos sino engañados, tal vez por su desvergüenza, su falta de coherencia y su indecencia., por eso creía llegado el momento de afianzar las alianzas favorecedoras.
También eran tiempos para conseguir pactos duraderos y estables, y lograr los apoyos inesperados que nos llevan a lograr nuestros proyectos. Debemos aprender a descansar y no forzar nuestros cuerpos, saber desconectar y hacer ejercicios al aire libre.
Cualquier ocurrencia que nos haga sonreír, nos hace sentir más relajados y divertidos, y siempre estamos dispuestos a dejarnos llevar sin que nada nos importe. Hay momentos en los que sentimos ser más libres para hacer lo que queramos y actuar a nuestra manera.
Entre gritos y amenazas, debemos saber mediar en nuestros conflictos y ser tremendamente cuidadosos. Hemos de aprender a amarnos a nosotros mismos en toda condición o circunstancia. Cada día necesitamos nuevos retos de más envergadura.
Tenemos que trabajarnos nuestra suerte, hemos de saber conseguir nuevos objetivos de más envergadura, hemos de educarnos para el silencio. Nos damos cuenta que tal vez no exista la innovación sin que se nos haga irresistible entre palcos llenos y vacíos.
Dicen los científicos que la Inteligencia Artificial superará a la humana, y que los beneficios empresariales serán seis veces las subidas de nuestros salarios, y que entre anuncios y renuncios, no podemos ni debemos atormentarnos con pensamientos que nada tienen que ver con la realidad.
Casi siempre nos movemos entre dos caras y dos realidades, el fenecer y el renacer, lo domesticado frente a lo salvaje, lo altanero y lo humilde, lo divertido y lo tedioso, las expectativas y los requisitos, lo anunciado, mentido e incumplido.
Anunciamos y renunciamos de manera entusiasta, sensible y desbordante, salvando lo esperpéntico y lo extravagante, entre lo escaso y lo pleno, nuestra perplejidad, anonadamiento y acobardamiento ante determinadas situaciones para ser pioneros o mantenernos en el continuismo.
Podemos dar la cara o huir, tener nuestra mochila llena de provisiones o nuestras maletas vacías de pertenencias: No debemos perder el tiempo con movimientos negativos que no nos llevan a ninguna parte.
Tampoco debemos actuar de manera impulsiva y darnos cuenta de que las cosas, en ocasiones, no son tan graves como suponíamos.
Debemos estar pendientes de los límites y barreras, aunque nos dejemos llevar de la magia del momento y arrastrar por todo tipo de fantasías y superando cansancios, hartazgos y desolaciones, hemos de mantener nuestra curiosidad por nosotros mismos y lo que nos rodea.
Hemos de saber ponernos el mundo por montera, mudarnos sin cambiarnos de sitio, poder seguir los pasos de alguien sin dejar de ser nosotros mismos, ser capaces de persuadir a los demás con nuestras convicciones y transmitirles nuestro entusiasmo.