La Diputación de Cádiz ha anunciado que mantendrá este verano el tratamiento que, desde el año 2006, financia para controlar la población de mosquitos en la comarca de La Janda y se hará "conforme a las directrices técnicas y administrativas contenidas en el nuevo contrato que ya se encuentra en fase de licitación".
Según informa la Diputación en una nota, el área de Transición Ecológica y Desarrollo Urbano Sostenible, coordinada por el vicepresidente segundo, Mario Fernández, ya abrió este periodo de concurrencia el 17 de julio, fecha en la que se publicó el expediente en la plataforma de contratación del sector público.
Las propuestas de las empresas interesadas se admitirán hasta el 3 de agosto y el procedimiento se resolverá de urgencia para que el tratamiento pueda aplicarse entre el 15 de agosto y el 15 de septiembre, reservándose Diputación un presupuesto que ronda los 65.000 euros (IVA incluido).
Mario Fernández ha manifestado que el servicio se renueva con carácter de urgencia "a tenor de la importancia que tiene para las poblaciones de los municipios afectados, los negocios hosteleros y el sector turístico en general".
Según se explicita en el pliego, el tratamiento frente a los mosquitos no sólo reduce las molestias a los distintos vecindarios, sino que aminora los factores de riesgo epidemiológico y evita pérdidas económicas.
El tratamiento incidirá en un área de 135 hectáreas de los términos municipales de Barbate, Benalup-Casas Viejas y Vejer. En concreto se empleará el producto Aquatain AMF que es el larvicida autorizado por la delegación territorial de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía. La administración autonómica concedió una autorización inicial el 15 de marzo, si bien la modificó por una nueva el 27 de mayo.
El producto autorizado es inocuo para la flora y fauna y no perjudica la calidad del agua, según se expresa en el pliego en licitación. Se administrará en aguas estancadas efímeras o semipermanentes, con baja biodiversidad ecológica, donde se detecten focos de cría de mosquitos. En espacios protegidos la aplicación se restringirá a los citados focos larvarios, además de respetarse los enclaves donde existan otras especies depredadoras de los mosquitos y que por tanto reduzcan sus poblaciones de forma natural.
