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“Si yo no llego a estar allí, esa mujer mata a ese hombre”

Viva Jerez habla con el policía nacional jerezano fuera de servicio que evitó que la presunta agresora siguiera apuñalando a su ex novio el pasado viernes

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  • El agente asegura que la presunta agresora "estaba fuera de sí" y "muy nerviosa"

 No se siente el héroe del día ni mucho menos porque para Andrés G. ser policía nacional es una profesión vocacional que está al servicio de la sociedad las 24 horas del día, pero también tiene claro que si este fin de semana último no llega a intervenir en la agresión con arma blanca de una mujer a su ex novio el suceso podría haber terminado con una víctima mortal. Este agente jerezano de 36 años y destinado en la Policía Nacional de Algeciras estaba fuera de servicio el pasado viernes, disfrutando de una cena  con su pareja en la terraza de un restaurante de la carretera de Arcos y pendiente de su niña de cuatro años, que jugaba en el castillo hinchable, cuando vio a una mujer “de unos treinta años” que estaba “dando voces a un hombre”. Éste último tendría “cerca de 50”.

Como no estaba muy convencido, y no se quedó muy tranquilo, pues todo transcurría muy cerca de su niña, se levantó de la mesa y se acercó. Estaban justo a su lado y fue entonces cuando “ella de buenas a primera le asestó un puñetazo en la cara”. No dio tiempo a más, mientras el varón se llevaba las manos al rostro por el golpe recibido, y el funcionario le llamaba la atención a la chica, lo que no se podía imaginar era lo que vino a continuación. “En ese momento sacó un cuchillo y le dio una puñalada en el costado”, a lo que rápidamente el agente reaccionó arrebatándole el arma blanca para guardársela. “No me dio tiempo a pararle la primera puñalada, pero sí la segunda; lo iba a matar. Si no llego a estar ahí, esa mujer mata a ese hombre. Empezó a decirle: te voy a matar aunque me busque una ruina. La intención de ella era pegarle las máximas puñaladas posibles. Estaba muy nerviosa; fuera de sí; no paraba de insultarlo”.

La actitud de la víctima, en cambio, era todo lo contrario, según relata. “El hombre lo que hacía era evitar, no le plantó cara, tenía el teléfono en la mano y me dijo que había llamado a la Policía. Se veía que no era algo en caliente, que eran viejas rencillas”, añade. Pero el episodio no acabó ahí. Cuando el agente tenía reducida a la chica, apareció un vehículo del que se bajó rápidamente un hombre. “Empezó a agredirlo (por el herido), se iba para él. Fue entonces cuando me metí por delante para separarlos y le solté la mano a ella, con lo que aprovechó para salir corriendo”. El policía, que ya había llamado al 112, además de una ambulancia, y había contactado  con la Policía para pedir refuerzos, se fue tras ella corriendo y la arrestó a unos 400 metros del restaurante. Al conductor del vehículo, de momento, no lo han localizado.  Fueron varios los testigos que presenciaron el suceso, pues pasaban las once y media de la noche y el revuelo en la terraza del bar fue considerable. Una vez que llegó la ambulancia y asistió al herido, que afortunadamente está fuera de peligro aunque fue trasladado al Hospital de Jerez, Andrés cogió a su hija del castillo “y nos quitamos de en medio”.

Apenas pudo hablar con la víctima, pero se alegra de que todo haya quedado en un susto.  Desgraciadamente, como narra a este periódico, no es la primera vez que este policía interviene en una agresión con arma blanca y que arriesga su vida, una cuestión que, como dice, ni se piensa en caliente, porque es su trabajo. “En ese momento tú lo que piensas es que la otra personas necesita ayuda, y por evitar que esa persona no reciba una puñalada, casi siempre nos la llevamos nosotros, por eso siempre llevamos chaleco; esta vez estaba fuera de servicio y no me la llevé porque conseguí agarrarle fuerte la mano, si llego a dudar seguro que me corto o me pincha”, detalla, sin darle importancia al golpe que recibió en un dedo.

Un protocolo más extremo para ellas

Tampoco es la primera vez que actúa en una agresión de una mujer a su ex pareja, lo cual no suele ser tan habitual. En este sentido, defiende que para la detención el protocolo es el mismo que si la víctima fuera la mujer. “Tú no miras si es hombre o mujer. Intentas reducirlos y quitarles el arma”, señala. No obstante, lo que sí reconoce es que la Ley de Violencia de Género es “muy diferente” si la denuncia la interpone un hombre, ya que entiende que el protocolo en el caso de ellas “es más extremo” que si se trata de un varón. Con la mujer -continúa- el protocolo es más extremo y se detiene al hombre en el cien por cien de los casos. Con el hombre no, se considera un delito en al ámbito familiar”, indica.

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