El tiempo en: El Condado

Cádiz

Mario Benedetti, "comparsista" y Francisco de Quevedo, "chirigotero"

Gaditano y autor carnavalero, Juan Carlos Aragón ha manifestado la "intención poética" que tiene el Carnaval de Cádiz en el festival internacional Cosmopoética

Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiAndaluc�a Informaci�nPublicidad Ai
Publicidad Ai
  • Juan Carlos Aragón. -

El autor carnavalero Juan Carlos Aragón (Cádiz, 1967) ha manifestado la "intención poética" que tiene el Carnaval de Cádiz, y se ha mostrado convencido de que "Mario Benedetti podría haber sido un gran comparsista y Francisco de Quevedo, chirigotero".

Así lo ha dicho el profesor de filosofía y autor de dos libros de poesía, "La Risa que me escondes" (Ediciones de la Isla de Siltola, 2010) y "Los últimos versos del Capitán Veneno" (2015), durante el festival internacional Cosmopoética, que acaba hoy en Córdoba.

Aragón ha confesado que "no todas las manifestaciones artísticas pueden presumir de tener intención poética", "en el pop comercial de ahora no hay ninguna intención poética", mientras que "el Carnaval sí la tiene en muchas partes de los repertorios".

Atendiendo a la definición de "poesía" como "manifestación de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra", los repertorios de Juan Carlos Aragón, sin duda, responden a versos donde ha cantado a máximas poéticas como la patria, en su caso, Cádiz.

 Juan Carlos Aragón



"No hay más ciudad en el mundo, ni mundo más grande y con más alegría, que si volviera a nacer, volvería a vivir, a morir y a perder en la tierra mía", escribió en "Los Millonarios".

También ha compuesto repertorios sobre conceptos más existencialistas, al igual que hicieran los poetas españoles como Miguel Hernández durante la Postguerra, y de una forma fruto de lo que él llama sus "onanismos intelectuales" como el pasodoble de "La Banda del Capitán Veneno: "La soledad es testigo de mis castigos y glorias, primera de mis amigos, la llevo conmigo igual que a una más".

Incluso algunos de los pasodobles y cuartetas del autor tienen esa complejidad fruto del "capricho delirante del poeta" que lejos de ser "comprendidos", "tienen que ser sentidos o experimentados", al igual que ocurre con la poesía que "mucha gente tiene vetada porque se equivocan desde el mismo punto de partida al querer acercarse a ella".

El autor, que también ha publicado tres libros de ensayos, "El Carnaval sin nombres" (2012), "El Carnaval sin apellidos" (2009) y "El Pasodoble interminable", se confiesa admirador de la poesía vanguardista que se da en Europa en las primeras décadas del siglo pasado, cuyo surrealismo y crítica social toma como eje en la mayoría de los repertorios de sus casi medio centenar de agrupaciones de Carnaval para las que ha escrito desde 1983.

Una trayectoria en la que no ha estado exento de polémicas por sus letras, una irreverencia que no tiene la mínima intención de corregir porque, a su juicio, "el Carnaval o es políticamente incorrecto o no es Carnaval".

Al contrario que ocurre con el género literario de la poesía, más alejado del gran público consumidor de novelas "best seller", Aragóncuenta con "legiones de seguidores" que ven en las letras de sus repertorios la expresión de anhelos ante cuestiones como la corrupción política, la desigualdad Norte Sur, la desesperanza ante el futuro por la precariedad laboral, temas que el autor suele abordar en sus letras, para las que también compone música inédita todos los años.

Por todo ello, Aragón está convencido de que "el Carnaval de Cádiz tiene intención poética suficiente como para merecer un encuentro íntimo con la literatura, con la poesía en este caso" porque, además, los repertorios carnavaleros comparten el lema de la edición de Cosmopoética que acaba hoy, la pasión.

El autor firma que "la pasión está presente en el Carnaval al igual que lo está en todos los géneros literarios, el drama, la novela, la poesía o el ensayo", de hecho, Aragón está convencido de que "Mario Benedetti podría haber sido un gran comparsista y Francisco de Quevedo podría haber sido un gran chirigotero".

Y añade: "los sonetos de Quevedo son unos pedazo de cuplés, con su punto culto, por supuesto, sublime, pero cuplés".

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN