Las ocupaciones ilegales de viviendas, el riesgo de derrumbe de fincas abandonadas o el mal estado del acerado del acerado son solo algunos de los problemas que acusa el entorno de Medina y Arcos, por poner solo un ejemplo. En general, la lista de quebraderos de cabeza de estos enclaves y otros del centro -fuera de Intramuros- son considerables, por ello ayer en asamblea la asociación de vecinos La Albarizuela anunció a los residentes que acudieron su reactivación tras casi tres años de parón. Su última ‘intervención’ de peso fue en marzo de 2015 cuando junto con Asunico contrataron vigilancia privada para acabar con los problemas de seguridad de la calle Medina. Antonio Calvo repetirá al frente de este colectivo, ahora con mucho más tiempo que antes, ya que tiene claro que este entorno necesita de una ‘infraestructura’ vecinal a la que dirigirse cuando surgen problemas. “Queremos que la gente sepa que estamos ahí y para poder arreglar los problemas tenemos que mojarnos”, señala.
Si bien el centro histórico sí cuenta con una asociación de vecinos, Calvo tiene claro que fuera de Intramuros también es necesario “luchar” por el barrio y que problemas, desafortunadamente, no le faltan. “Para fuera de Intramuros no hay subvenciones y en nuestro entorno hay casas abandonadas en peligro de derrumbe, fincas de las que caen cascotes a la calle y hay que mejorar los adoquines y otros temas que hay que arreglar para tener los barrios en condiciones”, explica. Para la asamblea de anoche habían dirigido cartas convocando a 2.000 vecinos, lo que da una idea del ámbito de influencia que tiene esta asociación.
De momento, el primer año no van a fijar cuota para intentar captar al mayor número posible de asociados, pues su cometido principal en su retorno pasa por presentarse a los vecinos y empezar a canalizar los problemas de estas zonas. Más adelante sí fijarán una cuota simbólica para correr con los gastos que puedan ir surgiendo. Asimismo, el colectivo también iniciará una ronda de contactos con el Ayuntamiento y los grupos municipales para explicarles su filosofía y sus conflictos más acuciantes y trasladarles su hoja de ruta para ir avanzando en la resolución de problemas y convertirse en una referencia en un centro de Jerez que precisamente no pasa por sus mejores momentos en el ámbito comercial tras la marcha de grandes firmas.