Hoy ha sido posible escuchar o leer múltiples comentarios sobre lo ocurrido en la Gala de Operación Triunfo, en la que se elegía el tema que representará a España en el próximo Festival de Eurovisión. Casi todos coinciden en un ¡No pudo ser!, refiriéndose a la canción adaptada por Brisa Fenoy titulada “Lo Malo” para llegar a ser esa canción española en Lisboa.
Dicho esto, lo vivido en esa noche del día 29 de enero y días anteriores, da para reflexionar sobre lo acontecido a esas excelentes personas y artistas que han trabajado duramente para conseguir exponer a la audiencia española sus cualidades humanas, sus conocimientos y habilidades artísticas.
La primera observación, en la que casi todo el mundo coincide, es que el nivel de los concursantes ha ido creciendo en las sucesivas ediciones de OT. Cada vez se acercan más personas jóvenes, preparadas y eso tiene mucho que ver con el incremento del nivel cultural y educativo de la juventud española. No se puede simplificar la cuestión pero este evento es un indicador. Por otro lado, esa misma juventud que consume cultura, cada vez es más crítica, más consciente del momento que vive y precisa encontrar, entre tanta distracción mediática, algunas referencias que les hagan sentirse reconocidas a través de letras, músicas y estilismos.
Lo Bueno de lo Malo es que sirve para divertirse y, al mismo tiempo, identificarse con un mensaje que promueve la libertad, la no dependencia, la autonomía de aquellas personas, hombres o mujeres, que se experimentan portadoras de un derecho a ser felices y no ser dominadas. Y otra cosa buena de Lo Malo es que no es la única ni mucho menos la minoritaria fórmula de hacer llegar este mensaje de “empoderamiento” a toda la población, aunque la palabra no le guste a Isabel Coixet.
Muchas personas tienen conocimientos, habilidades pero el factor que permite la felicidad es la actitud ante la vida, ante los semejantes que nos acompañan por ella a todas y todos. Ese en el mensaje Bueno de Lo malo.
Fdo Rafael Fenoy Rico