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Arcos

De piedra, arrastrado y colgado sobre el Guadalete

En 2017 se conmemora el centenario de la caída del viejo puente de piedra sobre el río Guadalete como consecuencia de una gran riada

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  • Recontrucción del puente de San Miguel. -

En este 2017 se cumplen cien años de la famosa riada que arrastró, entre otros, el conocido puente de San Miguel, en el Barrio Bajo. El tristemente desaparecido cronista oficial de Arcos, Manuel Pérez Regordán, ya narraba en su excelso Nomenclátor que “desde el siglo XVI, Arcos estuvo atento a la construcción de un puente de piedra, habiendo traído incluso al maestro cordobés Hernán Ruiz III, que inició las obras en los campos de Angorrilla. El arquitecto murió en 1609, en la calle que va de Barrionuevo de los Fundidores a la cárcel (actual calle Maldonado).

En 1640 se pensó hacerlo en el emplazamiento actual, obteniendo para ello rentas de dehesas. En 1772, siendo corregidor don Tomás Andrés de Gusseme, se iniciaron las obras, principiando por el corte de sillares que se amontonaron en la hoy calle Majaceite, pero nuevos problemas hicieron abandonar el empeño. Los sillares se utilizaron cerca de un siglo después en la construcción del puente que se llevó la riada de 1917.

El 25 de junio de 1822 comparecieron los peritos que estimaron la obra a realizar en unos 100.000 reales, solo en fortificar los cimientos y continuar los arranques y pilares hasta elevarlos a una altura que ‘sin que el río en sus mayores avenidas las perjudicase’. Se propuso para ello la venta de las dehesas del Hornillo y del Horcajo de Cabrera, que eran de Propios, en la cantidad de 759.394 reales, para lo que se pidió autorización a la Diputación Provincial,  que no llegó a contestar.

En sesión de 12 de octubre de 1851 se acordaba arreglar el puente de madera y en la de 6 de marzo de 1853 se veía escrito de su vigilante Antonio Caraballo denunciando su mal estado. La última importante reparación del puente de madera la llevó a cabo en 1854 .
En cabildo de 27 de julio de 1854 se acordaba sacar a subasta las obras de construcción  del puente de piedra, aprobado por Real Orden de 24 de septiembre de 1840. Se publicaron el 30 del mismo mes con un plazo de 30 días. En 27 de diciembre de 1854 se encargó la urgente redacción del proyecto.

En cabildo de 3 de enero de 1855 aparecen noticias que nos indican que para la construcción del puente de piedra se instruyó expediente el 20 de junio de 1822, a instancia de los síndicos don José Villegas y don José Calderón de la Barca,  basándose en la construcción que ya existía: La Secretaría dio cuenta del informe que redactado había acerca de la interesantísima cuestión del Puente de Piedra que ha de construirse sobre las márgenes del río Guadalete que rodea a esta población y cuyo tenor literal es como sigue: Iltmo. Sr.- Al examinar la Secretaría minuciosa y detenidamente el inventario general de papeles de la oficina de que acaba de encargarse, tiene el disgusto de no encontrar precisamente esas actuaciones que se siguieran por los años de 1842, según se dice en el oficio que ha notificado estos procedimientos. Ha adquirido sí noticias por los oficiales antiguos de la Secretaría de que hubo en efecto un expediente que en tal época de que se trata (1842) fue remitido a la Dirección General de Caminos y Canales del Reino con sus planos y presupuestos correspondientes, habiéndose sin duda extraviado, merced a causas o influencias o mejor dicho intereses no de todo punto desconocidos. Algo ha encontrado la Secretaría en medio de sus trabajos multiplicados. Halló un certificado literal de expediente instruido en 20 de junio de 1822 a instancia de los Síndicos que fueron de este Ilustre Ayuntamiento, Don José Villegas y Don José Calderón de la Barca, en la que encomiando la necesidad de construir un puente sobre los arranques y cimientos de cantería ya entonces existentes para dar paso al Río Guadalete por donde con esta Ciudad se comunican todos los pueblos de la Sierra y de la Provincia de Málaga, y habiendo el expediente a que se alude seguido sus trámites con arreglo a la fórmula y prácticas vigentes practicado con minucioso reconocimiento sobre la obra proyectada por los peritos que entonces eran de la Municipalidad, éstos en 25 de junio del respectivo año comparecieron declarando que la obra por de pronto podría calcularse costosa hasta en la suma de 100.000 reales si puramente se ceñía a fortificar los cimientos y continuar los arranques y pilares hasta elevarlos a una tal altura que sin que el río en sus mayores avenidas las perjudicase, fuese susceptible de recibir planchas de espesor y resistencia suficientes para el paso alguna vez necesario de carruajes, mientras que no se obtenía del Gobierno de S.M. la aprobación para la venta de la Dehesa de estos Propios que se denomina el Hornillo y la otra conocida por Horcajo de Cabrera, que con los árboles que entrambas en el entonces contenían fueron valoradas aproximadamente en la cantidad de 759.394 reales y remitido el expediente a la Diputación de la Provincia con fecha 19 de Marzo del mismo año, permaneciendo así las cosas sin embargo de los recordatorios que el Ilustre Ayuntamiento se tomara la libertad de dirigir a S.E. en 9 de Mayo y 2 de Junio del mismo año, paralizándose definitivamente este expediente hasta que sin duda hubo de reproducirse en el año pasado de 1842, según que S.E. manifiesta en el oficio fecha 21 del actual en que se exige una contestación histórica. Desde la época antes citada hasta la fecha sólo existe en la Secretaría de Ayuntamiento, con alusión al interesante asunto de que se trata, otro expediente promovido a consecuencia de oficio de la Dirección General de Obras Públicas del Reino en esta Provincia, su fecha en Cádiz a 5 de octubre de 1848, suscrito por su Jefe Don Dionisio Gainza, a que acompañaba el plano del Puente de Cantería proyectado, y pliego de condiciones de Administración y facultativos, en virtud del cual este Ayuntamiento, en acuerdo de 8 del mismo mes, nombró comisión compuesta de los Sres. Don Andrés María Cabrera, Don Francisco José Moreno y Don José María Muñoz para que redactasen una memoria acerca de las condiciones que a más de las aprobadas por la Dirección General hubiesen de servir de base en la subasta. Se evacuó ésta en la forma que creyó conveniente y dado cuenta de su dictamen en 19 de octubre del mismo año, por acuerdo del mismo día, se mandó promover la pública licitación por medio de edictos y pregones que se dieron y publicaron en la forma de costumbre con fecha 22 del mismo mes, remitiéndose ejemplares al Boletín Oficial de esta Provincia y a la Gaceta del Gobierno para darle la mayor publicidad. Empero habiéndose presentado en esta población en el día 26 del repetido mes Don Martín Recarte, Comisionado por la Dirección General de Obras Públicas, para hacer algunas alteraciones en el plano de la obra proyectada, sin perjuicio de los anuncios publicados y menos de la continuación de los pregones, produciendo aquellas reformas el resultado de un acuerdo al presupuesto hasta hacerlo consistente en la suma de 448.477 reales”.

Cuenta Pérez Regordán que en 25 de abril de 1856 se daba a conocer que el proyectista de la obra era el ingeniero don Martín Recarte y que en 30 de mayo se acordaba pedir un empréstito de 1.000.000 de reales, ofreciendo como garantía el ochenta por ciento de los bienes de propios, para lo que se comisionó a don José García Cantalapiedra para que hiciera gestiones en Madrid.
En 8 de noviembre de 1857 se autorizó al secretario de la Corporación, don Miguel Echávarri,  para ir a Cádiz a cobrar 120.000 reales para la obra del puente. En julio de 1859 estaban totalmente paralizadas las obras y se ignoraba el paradero del encargado don José Girón. El 4 de marzo de 1860 se vio en el Ayuntamiento una petición de los curas de Santa María solicitando ‘se le adquiera una nueva maroma para montaje del sitial, monumento y limpieza de las bóvedas del templo’. La habían prestado para servicio de la balsa del río Guadalete, desde el hundimiento del puente de madera (años 1837 a 1857), y se la devolvieron inservible. El Ayuntamiento, en cabildo de 16 de diciembre,  acordó indemnizarles.

Con la misma fecha anterior se acordó sacar a subasta la continuación de las obras del puente en 609.193 reales y 55 céntimos.

En primero de diciembre de 1860 se recibió en el Ayuntamiento comunicación del Ministro de Fomento dando a conocer la resolución de la Reina, mandando rescindir la contrata de las obras del puente con don Nicolás Gómez y en 1864 era rematante de la continuación de las obras don Juan Tubino, director el arquitecto provincial don Juan de la Vega y ayudante don Carlos Gazzolo, pero no todo marchaba bien porque en 15 de enero de 1865 se instaba al arquitecto de la provincia para la continuación de las obras. Con razón decía el cantar: Como a la puente de Arcos/ te tiene que suceder,/ que trajeron cal y cantos/ y se quedó por hacer.

Al pleno de 26 de junio de 1865 se invitó al contratista de las obras don Juan Tubino García Otero, quien manifestó que todo estaba paralizado porque hacía dos años aproximadamente que no le pagaban nada. Para colmo, el Ayuntamiento tuvo que indemnizar a doña Ana María Garrucho, dueña del molino hidráulico del Algarrobo, porque el azud estuvo destruido durante varios años con el fin de aminorar el nivel de las aguas para la construcción del puente.

Por fin, el 29 de septiembre de 1868, siendo alcalde don Manuel Muñoz Vázquez, se inauguró el puente.

Los carnavales del siguiente año lo conmemoraban así:  Tres cositas tiene Arcos/ que no las tiene Jerez,/ Santa María, San Pedro/ y el puente de San Miguel.

En 7 de septiembre de 1917 se tuvieron noticias en el Ayuntamiento de que por el Ministerio de Fomento se había ordenado la reconstrucción del puente por cuenta del Estado. La subasta para la construcción del puente colgante tuvo lugar el 22 de junio de 1918 y se adjudicó al valenciano don José Guillot, pero, después de la terminación de la primera Guerra Europea, hubo grandes dificultades para la compra del hierro, consiguiéndose la adquisición gracias a la influencia del Cardenal de Sevilla don Enrique Almaraz y Santos.

Por fin, el el 14 de octubre de 1920 se inauguró el Puente Colgante, tal como se recoge en el cabildo municipal de 23 del mismo mes. Presidió la inauguración don Manuel García Sañudo que había sido el organizador de los festejos que se celebraron, tales como conciertos musicales, iluminaciones extraordinarias, cucañas, fuegos artificiales y corridas de toros.
Asistió al evento el cardenal Almaraz, que había acompañado a la comisión municipal a Madrid para conseguir del Ministro de Fomento la consecución de la obra.

También lo celebraron nuestros carnavales:  El Barrio Bajo tiene,/ Jesús, me cago en diez,/ el puente colgante más grande/ que en España pueda haber./ Lo bautizaron con fiestas,/  alegría y mucho vino,/ repicaron las campanas/ y hasta el arzobispo vino.

En la sesión municipal permanente de 22 de abril de 1976 se comentaba sobre la apertura del puente de San Miguel después de importantes reparaciones”.

El día en que el agua se llevó los pilares del puente

El 17 de marzo de 1917 una gran riada llevó hasta los pilares del puente cantidad de troncos de árboles que produjeron su derrumbe. Y el flamenco lo recordó en la copla: To aquel que más alto sube,/ más grande porrazo da;/ mira la puente de Arcos/ en lo que vino a quedar.  En cabildo de 19 de marzo del mismo año se aprobaron las diligencias del Alcalde para restablecerse la comunicación tras el derrumbamiento del puente, acordándose la construcción de otro nuevo. El 23 del mismo mes el maestro de obras Miguel Lozano presentó una factura de 1.079,42 pesetas por “jornales y materiales invertidos en la construcción, colocación y movimiento de una guindaleta sobre el río Guadalete con motivo del hundimiento del puente de San Miguel”.  El 30 se solicitó al Gobernador Civil la concesión de fondos para la construcción de una barca, concediéndose 13.000 pesetas.

 

 

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