Con un Teatro desangelado, estas jóvenes coristas de Lucía Pardo se vienen arriba en la intención de calentar la segunda parte con un alegato y entonar, muy al tipo, la decisión y última palabra de la mujer. Tan solo ella decide.
En el segundo tango, a los aficionados que desearon su localidad y que no están a la altura, ni que pintado.
Unas muñecas que se gustan y “que dan vida a tu Carnaval”. Con la intención de hacer historia y colarse en gran final, en el popurrí derrochan todas las fuerzas para poder hacerse un sitio por derecho propio en ella.