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El Puerto

Arrecian las críticas a Urbanismo: ”Lo que pasa aquí no es normal”

Pueden pasar varios meses desde que se solicita hasta que se obtiene una licencia de apertura, en una estructura rígida, inamovible e inútil

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  • Antonio Fernández. -

 “Lo que pasa en esta ciudad no es normal. Es increíble. Así no vamos a ninguna parte”. José se lamenta un día más ante los problemas y los retrasos que viene encontrando para abrir su negocio. 43 años, padre de dos niñas y con experiencia laboral tras sus innumerables empleos en Mallorca y en la Costa del Sol, recuerda el día que decidió  volver nuevamente a la ciudad tras varios años trabajando fuera. 

“La idea de ser mi propio jefe, apostar por un proyecto y montar mi negocio, me convenció por demostrarme a mí mismo que era capaz de sacarlo adelante. Nada nuevo que no hubiese visto hacer en otras ciudades”, apunta.

Con  el pasar de los meses comprobó que no siempre las ilusiones y la burocracia se dan la mano. Que las facilidades, si las hay, se dan en otros lares, que aquí se impone más el eternizar y alargar sine die cuestiones vanas, de firmas, sellos, informes y demás trámites que desesperan y prueban la paciencia. 

Reconoce abrumado que “el local  cuenta con todas las aclimataciones y todas las medidas habidas y por haber. Ya no sé qué más me van a pedir”, se lamenta en una historia que comienza a ser más habitual y de la que se repite desgraciadamente tras conocerse algunos de los casos que empiezan a florecer día tras día. 

José es uno de otros tantos que acuden cada semana a reclamar su licencia de apertura y al fin “todo sea legal. No creo que haya otra ciudad donde se encuentre más inconvenientes que en ésta para poder abrir un simple negocio. Solo pido un papel que diga que todo está correcto, que puedo abrir sin problemas”, se queja.

Él reconoce no entender de leyes, solo de querer emprender y de buscarse dignamente un puesto de trabajo y una manera de salir adelante.

Vueltas y más vueltas
Pero no, su resignación se topa con la realidad, la misma que empieza a hacer mella en varios empresarios de la ciudad que comienzan a padecer los métodos de un Área que centraliza todas las críticas ante las demoras y retrasos que se acumulan.

Una burocracia torpe e innecesaria que no entiende nada que no sea torpedear, ralentizar y obstaculizar el crecimiento económico de la ciudad. “No sé qué pensar ya”.  Los escollos van minando la paciencia, los que atónitos comprueban como por una parte se alienta en emprender y apostar por crear tu propio negocio y por otra, los que padecen en sus carnes la obtención de una simple licencia o una regulación documental.

“El Puerto tiene lo que se merece, sin fábricas, sin formación y sin facilidades para crear nuevos negocios, dudo que esto mejore mucho”. Puede que tenga incluso razón en su argumentación. Él acudirá hoy viernes y el próximo lunes para ver si al fin puede abrir la persiana de su negocio, hacer lo que ha deseado en los últimos meses y realizar lo que necesita.

No hacer otra cosa que trabajar. Todo un lujo y toda una odisea en una ciudad complicada como pocas. Para él es su vida y su salida, para otros, un documento más que hay que sacar punta y al que dormitar. Otro expediente más. Otro menos.

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