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Fútbol bueno

"En definitiva, que el fútbol es una práctica recomendable al cien por cien"

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como todos sabemos, el fútbol es un deporte donde se fomenta el compañerismo, la sana competitividad y el juego limpio. Por eso, y en un solo periódico, me encontré tres noticias que ilustran a las claras las benevolencias del balompié: Primera: Un árbitro homosexual recibe a través de Internet serias amenazas de muerte, a las que se adjuntan, para que el hombre aprenda, fotografías de cómo tratan a los homosexuales en algunos países colgándoles del cuello. Segunda: dos mujeres, madres de dos jugadores alevines, se enzarzan en una pelea a bolsazos y arañones por un encontronazo entre los dos niños. Y tercera: un árbitro argentino recibe una brutal paliza por pitar un penalti.

De toda la vida hemos sabido que muchos hinchas acuden al estadio los domingos a resarcirse de todas sus frustraciones. Que un empleado no es capaz de pedirle a su jefe que le aumente el sueldo, pues se desahoga poniendo al árbitro, o al portero del equipo contrario, de hijo de la gran puta para arriba. Que un mocetón fornido tiene ganas de hacer valer el potencial de sus brazos y el erial de su cerebro, pues va al estadio y provoca a la hinchada contraria, más que nada para divertirse dando puñetazos. Que un jugador verdiblanco agrede a su novia, pues parte de la colonia bética corea su nombre y de paso llama puta a la víctima, porque en el fondo, muy béticos y todo, pero entienden que la mujer está para lo que está, y ya está.

En definitiva, que el fútbol es una práctica recomendable al cien por cien. Que algunos árbitros sudamericanos tengan que arbitrar con una pistola escondida en el calzón, o que para llevar a un niño al estadio haya que comprarle unas orejeras, para que no oigan las barbaridades del respetable, son cosas secundarias, banales, baladíes, sin importancia. Que en un estadio belga murieran ochenta y tantas personas por una avalancha hace algunas décadas, eso son gajes del oficio. Que algunos clubes fomenten los viajes de sus aficionados más violentos, eso es vista comercial.

El fútbol, tan bello, tan elegante cuando lo practican hombres elegantes, se convierte en una pelea de pollos cuando hinchada y jugadores se unen para maltratar al otro, para vencerlos con malas artes, para insultarlo por diferente. Cada domingo podemos asistir, en directo o a través de la televisión, a un espectáculo bochornoso que hace que muchos de los que amamos el fútbol cambiemos de canal para no ver tanta ruindad. ¿Qué nos perdemos a Messi y a Cristiano Ronaldo, a Iniesta y a Benzemá? Pues qué le vamos a hacer. Siempre tenemos la opción de echar mano a un buen libro.

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