La muerte por disparos de la policía del refugiado afgano de 17 años que atacó con un hacha a los viajeros de un tren regional en el sur de Alemania alemán ha suscitado hoy la polémica el país después de que una diputada de la oposición preguntara por qué no se había reducido al agresor sin matarlo.
El mensaje que desató la polémica fue escrito por la diputada de Los Verdes y exministra Renate Künast, quien, tras mostrar su consternación por los heridos en el ataque, lanzó la pregunta en su cuenta en Twitter y la acompañó con una sucesión de signos de interrogación.
En rueda de prensa, si citarla, el ministro de Interior de Baviera, Joachim Herrmann, elogió la actuación "decidida" de la policía y aseguró que no puede haber "ninguna duda" de que el operativo fue el correcto.
Según su relato, el joven huyó del tren tras herir a varias personas, atacó a una viandante y se enfrentó de forma agresiva con el hacha a un comando de las fuerzas especiales, momento en el que fue disparado.
La policía de Baviera informó de que se ha activado el procedimiento rutinario y ha abierto una investigación interna.
La diputada verde fue duramente criticada por el presidente del Sindicato Alemán de Policía, Rainer Wendt, quien en declaraciones al diario "Saarbrücker Zeitung" denunció a los "sabelotodo".
"Cuando los policías son atacados de esa manera no pueden defenderse con kung fu", añadió Wendt antes de recomendar a los políticos que se abstengan de tuitear durante 24 horas tras un suceso de este tipo.
El responsable de Interior en la ciudad-estado de Berlín y cabeza de lista de la conservadora Unión Cristianodemócrata (CDU) en las elecciones regionales de septiembre, Frank Henkel, tachó de "repugnante" que alguien utilice el ataque para plantear un voto de censura a la policía.
Los más duros con la diputada ecopacifista, que también es candidata a las elecciones berlinesas, fueron los responsables del partido populista de derechas Alternativa para Alemania, que colgó numerosos mensajes en la red social criticando a la política por preocuparse del agresor en vez de las víctimas.