El próximo 31 de diciembre finaliza el convenio laboral de la plantilla de Urbaser que entró en vigor el 27 de noviembre de 2012 y que puso fin a una huelga de basuras de 21 días. El objetivo de la plantilla pasa ahora por recuperar las condiciones laborales que tenían hace tres años y a las que renunciaron después de alcanzar un acuerdo con la empresa concesionaria que evitaba despidos. Si no lo logran, ya han anunciado la convocatoria de una huelga indefinida de basuras a partir del 3 de enero.
La forma en la que el comité de empresa ha anunciado su decisión ha deparado alguna sorpresa, ya que la misma llega incluso antes de que ambas partes se sienten a negociar. También en el Ayuntamiento, que ha anunciado que estará “vigilante” para que se consiga un acuerdo que impida el conflicto previsto. Lo que parece evidente es que todos los que van a participar, de forma directa e indirecta, en la mesa de negociación lo harán con las cartas marcadas.
En primer lugar, los trabajadores, que se van a aferrar a la última frase del acta de acuerdo del convenio para hacer caer todo el peso de la negociación sobre la empresa. Según dicho texto: “con el presente acuerdo se alcanza la paz laboral entre las partes asumiendo la empresa el compromiso de no realizar ningún expediente de regulación de empleo o despidos colectivos hasta la finalización de la contrata con el Ayuntamiento”. Es decir, la empresa no puede contrarrestar en esta ocasión las exigencias económicas de los trabajadores planteando un ERE.
Pero la concesionaria también lo tiene claro: sin el recuperación de la aportación económica del Ayuntamiento -el 20% que redujo en 2012 para el cumplimiento de la ley de estabilidad presupuestaria: 4,5 millones de euros-, no podrá afrontar los requisitos que plantean los trabajadores.
Por su parte, el Ayuntamiento ya se ha aferrado al hecho de que, hasta que no se apruebe el presupuesto para 2016, “se mantienen los acuerdos de noviembre de 2012”, por lo que tampoco hay una vía de salida inmediata al acuerdo por parte del Gobierno local, por mucho que insista en mantenerse al margen y recalcar que “es un asunto estrictamente laboral en el que son la empresa y los trabajadores los que tienen que alcanzar un acuerdo”.
En este sentido, los representantes de la plantilla insisten: “Ya hemos hecho el esfuerzo”, en alusión a los recortes padecidos para evitar los 125 despidos que planteó la empresa en su día, acordes con el recorte económicodel Ayuntamiento. Aquel acuerdo contempló la supresión de los incrementos salariales previstos, la congelación de los pluses de antigüedad, una reducción salarial del 6%, la anulación del plus de transporte, que las bajas que se produjeran desde entonces no se iban a cubrir y que el reparto de las vacaciones se realizaría a lo largo de los 12 meses del año.
Jerez
Una negociación con las cartas marcadas
Los representantes de la plantilla de Urbaser se aferran al acuerdo de 2012, que impide a la empresa aplicar un ERE, para exigir mejoras salariales
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