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Arcos

Un camino hacia la esperanza

Próximamente verá la luz el nuevo centro de rehabilitación de personas con problemas de adiciones ‘El Camino’. Como su nombre indica, este proyecto pretende ser un camino hacia la salvación personal y una puerta abierta a la esperanza. Su centro se encuentra junto a la venta El Pavo, desde donde la

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  • Componentes de la asociación. -

Por muchas manos dispuestas a apoyar un problema social, a veces no siempre son suficientes, y siempre hay guerras y batallas que vencer con nuevas ideas, proyectos y, como en este caso, con terapias.


Estos días ve la luz en Arcos la nueva Asociación de Ayuda a las Adiciones Miguel Barea, que, como su nombre indica, está impulsada por un hombre que un día sufrió un grave problema de adición pero que logró, a través de la experiencia y su propio testimonio, ayudar al prójimo.
La asociación ha previsto inaugurar un centro el próximo mes de enero junto a la conocida venta El Pavo, es decir, en la carretera Arcos-embalse de Guadalcacín. Desde allí espera atender a cuantas personas con problemas de adición que se presten a la labor terapéutica. Cuando la asociación habla de adiciones no sólo se refiere a la droga o al alcohol, sino a todo tipo de adiciones, que pueden abarcar desde la ludopatía hasta el sexo, por citar algunas de las más frecuentes.


Una de las ventajas de este centro será el coste para el usuario, ya que un tratamiento podría costar en torno a 500 euros, cuando estos suelen dispararse por norma general hasta los 3.000. En este sentido, la asociación quiere remarcar su carácter altruista y sin ánimo de lucro, pues su afán es el de cubrir gastos al tiempo de cumplir una gran labor social ayudando a las personas.
Miguel Barea, que lleva más de veinticinco años luchando contra las adiciones y ayudando a los demás, tiene una importante experiencia acumulada en su centro de Los Palacios. Sin embargo, y ante su relación con algún arcense al que rehabilitó en su día, pensó que Arcos era un buen lugar para seguir su tarea. No obstante, el centro de Los Palacios ya se había quedado pequeño para ayudar a más gente, por lo que había que pensar en expandir y ampliar el centro de alguna manera.


Además, la asociación ya tiene contactos con personas de Barcelona, Madrid y otros puntos de España que necesitan rehabilitarse y con ello volver a la vida; personas que podrían recalar en Arcos para su tratamiento. No en vano, el proyecto de Arcos tiene un cierto carácter experimental, pues en base a su funcionamiento se podría exportar a otros sitios.

El equipo
El centro comenzará su andadura con un equipo formado por un terapeuta, un psicólogo experto en adiciones, dos monitores, un médico y el director. El tratamiento tiene carácter de régimen interno, donde adictos prestarán su apoyo y experiencia a otros con sus mismos problemas, siguiendo un trabajo de introspección que pasa por una dinámica ocupacional, la alternativa y sobre todo la conductual. A partir de esa metodología, el paciente va haciendo aflorar el tipo de tratamiento que requiere su adición.


Sin embargo, y en el contexto de una terapia grupal, la experiencia personal con las adiciones debe quedar relegada necesariamente a un segundo plano, porque es preciso diferenciar quién es el paciente y quién es el profesional que se ocupa de su rehabilitación con independencia del pasado de este último.


Aunque la asociación no quiere compararse con otro tipo de proyectos que trabajan en el mismo campo, su metodología también se basa en los famosos “Doce pasos” con los que trabaja, por ejemplo, las asociaciones de alcohólicos y narcóticos anónimos.


El centro abre sus puertas no sólo a los arcenses con problemas de adición, sino a todas las personas que, aun siendo foráneas, quieran rehabilitarse y, como ellos dicen, volver a la vida.
“Vamos a intentar por todos los medios dar calidad, porque aquí hay un factor: ese camino, esa vera, necesita una forma y un sentido. Tenemos la esperanza que esto funcionará”, explica el veterano Miguel Barea, quien no esconde la autoestima que encierra su proyecto, de ahí que se le ponga “precio a su servicio” por muy módico que este sea.


De momento, El Camino echa a rodar sin ningún tipo de ayuda institucional, aunque este, en honor a la verdad, tampoco es un aspecto que le preocupe demasiado.
Miguel Barea acumula una experiencia personal de 32 años trabajando con todo tipo de adictos en Sevilla, atendiendo a personas de Madrid, Barcelona, Canarias, Murcia y de prácticamente todas las comunidades. 


Mientras tanto, y hasta que no se inaugure el centro, la asociación ha previsto una serie de actividades para recaudar fondos, entre ellas una zambomba el día 29 de noviembre a las 14.00 horas en Venta Pepito Sanz, en El Charcón, para lo cual hacen un llamamiento a la sociedad arcense para que arrope el acto y con ello colaborar con el proyecto.  Igualmente, han previsto una jornada de puertas abiertas para presentar el centro en sí, ya que cuando se encuentre algún interno, obviamente, se tendrá que guardar su anonimato y que no haya interrupciones en un buen ambiente de recuperación terapéutica. En este sentido, consideran que es muy propicio y discreto el lugar elegido para instalar el centro; un espacio muy soleado, con zonas ajardinadas, huerto, piscina, zona de lectura, salón de televisión y una serie de habitaciones climatizadas, con lo cual esperan ofrecer una buena calidad en los servicios. Asimismo, contarán con baños para personas con discapacidad, hidromasaje y otros medios para la rehabilitación, sin desdeñar las estupendas vistas del centro, que invitan al relax, a la reflexión y, lo que es más importante, a la rehabilitación.

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