Era un colapso anunciado. Más de dos mil taxistas han taponado la entrada al centro de la ciudad este miércoles desde el Palacio Martín Carpena al Paseo del Parque, a través del acceso que ofrece la carretera MA-20 a la Plaza Manuel Azaña, donde se ubica la Comisaría provincial.
Entre las ocho de la mañana hasta más allá de la una de la tarde, Málaga ha sido epicentro nacional de las quejas de un sector que asegura que su desregulación supondría su muerte.
Desde Valencia, Zaragoza, Madrid y Barcelona, además de todas las capitales andaluzas. Las asociaciones de asalariados y autónomos del taxi se han concentrado en la capital malagueña para quejarse por el último dictamen emitido por la Comisión Nacional de Mercados y Competencia. Este organismo estatal exige la derogación de 16 artículos de la ordenanza municipal del taxi de Málaga y otros 14 de la de Córdoba.
La derogación de estas ordenanzas supone la desregularización del sector que los profesionales traducen en la liberalización del sector. En palabras de José Royón, presidente de la Asociación Malagueña de Autónomos del Taxi, la “muerte” del sector.
El colapso circulatorio se ha traducido en tensión a las puertas del Ayuntamiento de la capital, donde los taxistas se han detenido para llamar al alcalde a reunirse con ellos y donde Royón ha leído un manifiesto para hacer pública la oposición del sector al dictamen de Competencia.
El alcalde no ha aparecido, por problemas de agenda, y se ha reunido con los participantes en la protesta la concejala de Movilidad, además de los portavoces municipales de Partido Socialista, Málaga Ahora y Ciudadanos.
La postura municipal, que ya hizo pública, es la de apoyar al sector, a pesar de las advertencias de Competencia, que ya ha avanzado su intención de llevar a los tribunales a la administración local en caso de incumplimiento.
El presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos, Lorenzo Amor, ha acusado a Competencia de “ir a por los taxistas”, al emitir un informe que cuestiona el encaje legal de las ordenanzas reguladoras.
Cree Amor que el órgano estatal “yerra en el tiro”, ha dicho, ya que considera que el problema radica en el intrusismo y competencia desleal que existe en un sector que ofrece un servicio público.
