La justicia alemana tratará de demostrar lo que no logró la israelí veinte años atrás: que Demjanjuk no fue una víctima del nazismo, sino un Trawniki –o guarda voluntario– que de preso pasó a convertirse en brazo ejecutor del plan de exterminio nazi.
Los alegatos de que a esa edad, en silla de ruedas por problemas en la columna vertebral y dolencias renales, hacerle responder ante un tribunal es una tortura, no evitaron su extradición.
A las 07.20 GMT llegó a Múnich, en un vuelo especial procedente de EEUU, con un médico y un enfermero. De ahí fue trasladado en ambulancia a la prisión provisional de Stadelheim, donde se le realizó un primer examen médico en el que se constató que su estado de salud era estable.
Ahí mismo le fueron leídos los cargos y se le aplicó la orden de ingreso en prisión. Con la entrega a Múnich se abre un nuevo capítulo en la larga trayectoria ante tribunales de Demjanjuk, quien se libró incluso de una pena de muerte dictada en Israel.
En Alemania se verá confrontado al testimonio del que se considera último superviviente entre los presos de Sobibor, Thomas Blatt, de 82 años, llegado asimismo de EEUU, para declarar contra el acusado.
Blatt esta semana recordaba en Der Spiegel la extrema crueldad de los Trawniki ucranianos, que de presos pasaron a ser los peores torturadores del campo.
El propio testigo ha admitido que no podrá identificar a Demjanjuk, puesto que, según su abogado, tras tanto tiempo no reconocería ni la cara de su padre.
La llegada a Múnich de Demjanjuk, en la lista de los últimos diez ex nazis más buscados del Centro Simon Wiesenthal, significa la derrota en la batalla de su familia por evitarle un nuevo proceso.
A mediados de abril, Demjanjuk ya pasó por el trance de ser sacado de su casa de Cleveland en silla de ruedas y trasladado al aeropuerto por agentes de Inmigración y Aduanas, entre gran revuelo mediático.
Horas después regresó a casa, tras ser cancelada la orden por un tribunal federal ante un nuevo recurso de su hijo.
Ahora, los argumentos de la supuesta tortura no le sirvieron de nada a este presunto criminal nazi, quien ha afirmado siempre haber sido víctima y no brazo ejecutor del nazismo.