Cinco familias y los propietarios de los locales comerciales del edificio San Antonio, en el número 49 de la calle Corredera, viven atemorizados por el peligro de desprendimiento de un trozo de peña sobre sus viviendas.
Hace tres inviernos tuvo lugar un desprendimiento de parte del talud situado entre las calles Corredera y Paseo de Boliches, pero a día de hoy no se ha tomado ninguna medida para evitar posibles nuevos desprendimientos, ya que visiblemente se puede observar una serie de lascas de arenilla susceptibles de derrumbarse, situación que se podría agravar y producir con las próximas lluvias.
Los vecinos entienden que el problema afecta a la vía pública porque el desprendimiento se produce en un zona que no es ni de su propiedad ni de los vecinos de Paseo de Boliches, aunque el Ayuntamiento les pudo decir en su día que el problema era “particular”. No obstante, los afectados aseguran no tener problema alguno en dirimir el asunto de la propiedad, para señalar que es de dominio público y que, como tal, deben ser las administraciones las que actúen.
Los afectados sostienen que pese a la inclinación del talud las tareas no serían muy costosas, ya que con el material desprendido se podría compactar el terreno, colocándole además un mallazo y una cantidad de hormigón.
Por lo pronto, los desprendimientos de hace tres inviernos han afectado al menos una vivienda, que actualmente registra problemas de humedad. El resto de vecinos, que de momento no han sufrido daño alguno, temen que la situación vaya a peor y que algún día tengan que desalojar sus viviendas o que éstas registren daños irreparables por la falta de actuación.
Como explicaban a este periódico los vecinos Antonio Mancheño (presidente de la comunidad de propietarios) y Andrés Medina, la situación requiere una actuación si no urgente sí a corto plazo para evitar males mayores. Están dispuestos a colaborar en los trabajos, pero sobre todo lo que anhelan es dormir un poco más tranquilos.