Las victorias de Girona y Sporting de Gijón apretaron de lo lindo la lucha por conseguir una de las dos plazas en la clasificación de la Liga Adelante que dan derecho a ascender de forma directa a Primera División y la respuesta del Betis, el principal amenazado, supo responder a la perfección logrando una vez más otro triunfo más lejos de Heliópolis, donde se muestra como un equipo difícil de desestabilizar.
Números que así lo atestiguan, pues los verdiblancos acumulan ya trece jornadas sin caer derrotados a domicilio desde que el pasado 2 de noviembre de 2014, el cuadro bético, a las órdenes todavía de Julio Velázquez, cediese ante Osasuna en Pamplona.
Seis meses después, el Betis ha permanecido invicto fuera de casa, enlazados en una proporción de cinco partido empatados (Zaragoza, Alcorcón, Numancia, Albacete y Mirandés) y ocho ganados (Llagostera, Lugo, Sporting, Las Palmas, Recreativo, Barcelona B, Alavés y Mallorca) respectivamente. Guarismos que le han llevado al equipo de las trece barras a despuntar como el conjunto de la categoría de plata del fútbol español que más puntos ha rascado en sus visitas (36); tan solo alcanzado por el Girona, inmediato perseguidor en la tabla clasificatoria de Segunda.
Pero nada de esto sería lo mismo, si los dos ases de la baraja bética; estos son, sus dos goleadores, Rubén Castro y Jorge Molina, no acertasen ante la meta rival, algo que en los últimos once goles obtenidos por el Betis, han quedado demostrado. Pues con los dos tantos de este domingo en el Iberostar Stadium, el delantero canario cazó su vigesimosexta diana de la temporada; siendo la decimosexta para el espigado ariete de Alcoy.
Y es que la dupla de oro verdiblanca ha sabido sacar su mejor versión en la fase final de la competición, donde a cinco fechas del término del campeonato liguero, el regreso a la élite está cada vez más cerca; aunque por supuesto, las matemáticas no dan nada aún por hecho.