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La ultraderecha húngara ya hace sombra a los conservadores en el Gobierno

El pasado domingo, el Movimiento por una Hungría Mejor (Jobbik) venció -con un 35 % de los votos- al derechista partido Fidesz

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La extrema derecha húngara del Jobbik, conocida por sus exabruptos xenófobos, ha ganado por primera vez en unas elecciones directas al partido conservador en el poder y ya es la segunda fuerza con mayor intención de voto en el país centroeuropeo.

El pasado domingo, el Movimiento por una Hungría Mejor (Jobbik) venció -con un 35 % de los votos- al derechista partido Fidesz, del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, en unas elecciones legislativas parciales en el distrito de Tapolca, al oeste del país.

Las elecciones se celebraron después de la muerte de un diputado conservador en enero, y aunque el tamaño de ese distrito es reducido, sólo 70.000 ciudadanos, es la primera vez que los ultras superan a los conservadores en unos comicios directos.

El líder de Jobbik, Gabor Vona, calificó la victoria electoral como "histórica" y destacó que representa el "deseo de cambio" en el país centroeuropeo.

A esa victoria se suma una reciente encuesta que otorga a los ultranacionalistas hasta un 18 % de los votos, mientras que los conservadores del Fidesz se desploman hasta el 21 %, después de haber sufrido un gran descenso en popularidad.

Hace justo un año, el Fidesz logró su segunda arrolladora mayoría absoluta consecutiva y obtuvo 133 escaños en un Parlamento de 199 diputados. La oposición de izquierda, unida en una coalición, tiene 38 escaños, y el Jobbik 23.

Tanto en las elecciones de 2010 como en las de 2014 el Jobbik fue la tercera fuerza en la cámara, con un discurso de extrema derecha, especialmente virulento contra la minoría gitana y abiertamente antisemita, pero esta es la primera vez que roza convertirse en la primera opción de los votantes.

La izquierda, que sigue dividida desde las elecciones de 2010 y sin ningún líder capaz de movilizar y aglutinar a los votantes, ahora cuenta con un apoyo de entre el 10 y el 17 %.

"El Jobbik se aprovechó de que el Fidesz perdió, desde las elecciones (nacionales), la tercera parte de sus votantes, cerca de un millón de personas", explicó a Efe el director del Instituto Political Capital, Péter Krekó.

El Gobierno conservador de Orbán sufre desde el pasado otoño una sangría de apoyos tras varios escándalos de corrupción, un rifirrafe diplomático con EE.UU. y controvertidas políticas de acercamiento a Rusia.

A esas polémicas se unieron varias decisiones controvertidas de Orbán, como sus planes de gravar el consumo de datos en internet, que finalmente tuvo que retirar después de varias manifestaciones multitudinarias.

Según Krekó, la gente, en un ambiente de creciente hostilidad al gobierno, "busca las fuerzas que pueden vencer al Fidesz".

El Jobbik ha intuido que es su momento y ha moderado de forma visible su discurso para atraer a los votantes descontentos con Orbán y que se muestran reacios a dar su apoyo a la izquierda.

El propio líder del Jobbik, Gábor Vona, llegó a asegurar recientemente que "el que sea racista que se busque otro partido, porque el Jobbik no lo es".

"El Jobbik no tiene y no tendrá un programa que diferencia a la gente según su etnia, religión o cualquier otra cosa. Si alguien pensaba eso, debe estar en el Jobbik por una equivocación", aseguró.

Krekó explicó que muchos votantes han dado credibilidad a este mensaje y desilusionados del Fidesz apoyan a la ultraderecha, aunque agregó que este discurso moderado solo es superficial y que diferentes políticos del partido parecen no haber escuchado el mensaje de Vona.

Y es que no faltan los escándalos que salpican al Jobbik en los últimos meses: un diputado local de la formación ha sido multado por negar el Holocausto y otro candidato en las elecciones locales aseguró que los judíos son los enemigos de los húngaros, entre otros ejemplos.

Aun así, el analista aseguró que "Vona seguramente quiere llevar a cabo un cambio" para limar las aristas extremistas de la formación, y agregó que el proceso seguramente causará graves conflictos con el ala más radical del partido.

"Sería un gran logro", afirmó Krekó, que al mismo tiempo opinó que el Jobbik, en pocos meses, podría adelantar al Fidesz en las encuestas, aunque las próximas elecciones legislativas están lejos en el tiempo y nadie puede hacer pronósticos para 2018.

En cualquier caso, el Jobbik cuenta con un fuerte apoyo entre los jóvenes, que podrían funcionar como una potencial fuente de votos en las próximas elecciones.

Según un sondeo del instituto demoscópico Ipsos, publicada hace un mes, el 20 %or ciento de los votantes de menos de 30 años apoyaban el partido de extrema derecha, frente al 16 por ciento que votaría al Fidesz.

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