Un profesional de Radio Taxi especializado en el conflicto con los piratas, Antonio Morilla, comunicó que “desde hace tres o cuatro meses” la actividad de los piratas “se ha introducido en el casco urbano” y que ya han denunciado casos aislados a la Policía Local, si bien desde el cuerpo policial comentaron que aún no se ha aplicado ninguna medida especial al respecto fuera de posibles actuaciones puntuales.
En el caso concreto de la Acera de la Marina, un taxista comentaba ayer a este diario que los ilegales “se reúnen en grupos de cuatro o cinco” en la glorieta ubicada frente a la parada de taxis y “esperan la llegada del autobús de Tarifa”, con frecuencia para recoger pasajeros y llevarlos a otros destinos como Málaga. Los rifi rafes están siendo frecuentes, especialmente los fines de semana y de noche, momento en que llegan más piratas.
Los taxistas se enfrentan a la posibilidad, en tiempos de crisis, de ver reducidos aún más sus ingresos. En parte por la situación económica y de otro lado por la acción creciente de los piratas en la Estación Marítima. Las carreras hacia destinos lejanos como Marbella, Málaga o Estepona, han bajado drásticamente.
Concretamente, “de hacer 10 o 15 carreras al aeropuerto de Málaga a mediados del verano pasado, ahora con suerte llevamos a dos o tres”, es decir, que la pérdida de clientes podría rondar aproximadamente el 80%. Hay que recordar que la tarifa oficial establecida para viajar al aeropuerto de Málaga está en 132 euros, lo que supone unas pérdidas económicas considerables para los taxistas.
Cómplices
A ello habría que unir la detección de nuevos procedimientos que cada vez denotan una mayor organización por parte de estos piratas, los cuales en su opinión siguen actuando con total impunidad, pese a las reuniones mantenidas a finales del pasado mes de enero con responsables portuarios y fuerzas y cuerpos de seguridad a raíz de la agresión a un taxista por parte de un pirata, el día 23 del citado mes.
Estos procedimientos consisten, según indicó Morilla, en dividirse en grupos de a dos. Uno se encargaría de observar a los potenciales clientes que llegan en los ferrys y hacerles ofertas, habitualmente por grupos, para que después otro cómplice efectúe el viaje ilegal, cobrando “prácticamente lo mismo o poco menos que la tarifa normal, pero llevando a grupos de tres o cuatro personas a 25 euros por barba”, comentó el miembro de Radio Taxi.
