ARCOS CF-3
CD MAIRENA-2
ARCOS CF: Mateo, Ángel, Ati, Adri, Chato, Iván Guerrero, Juanca (Zurdito, 56’), Zúñiga (Maqui, 76’), Rafi Cruz (Borja, 71’), Heredia y Juanmi.
CD MAIRENA: Chechu, Javi Guerra, Afonso (Barajas, 82’), Marco (Óscar, 61’), Domi Elías, Adrián Pavón, Juanma, Paquito (Álvarez, 37’), Juanito y Edu.
GOLES: 1-0 Zúñiga, de penalti, 31’; 1-1 Adrián, 66’; 2-1 Zúñiga, 72’; 2-2 Adrián, 88’; 3-2 Zurdito, 90’.
ÁRBITRO: Saameño Pérez, de Málaga. Amonestó en el bando local a Juanca, Zúñiga, Heredia, Keko Rosano, Moisés Ramos y en dos ocasiones a Chato, por lo que fue expulsado en el minuto 84; por parte visitante mostró la amarilla a Alfonso, Juanma y Álvarez.
INCIDENCIAS: Decimoctava jornada de liga. Antonio Barbadillo. Tarde fría. Unos 250 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de Antonio Piñero, padre del monitor de las Escuelas Deportivas Municipales de fútbol Fernando Piñero y por Fermina Román, abuela paterna del jugador del Arcos CF Casillas. Durante el transcurso de la primera mitad se produjo una pelea entre dos espectadores, teniendo que ser evacuado uno de ellos a un centro sanitario, quedando ingresado en el hospital público de Jerez. En estos hechos intervino la Policía Local de Arcos.
Hacía bastante tiempo que no se veía en el Antonio Barbadillo un partido tan vibrante y tan incierto en su resolución final como el del pasado lunes entre el Arcos y el Mairena. Los de casa siempre fueron por delante en el marcador excepto el tiempo que el empate –a cero, a uno y a dos- dominaba el luminoso del estadio arcense. Habría que remontarse a esos encuentros de carácter épico para recordar la emoción y la incertidumbre que se vivieron en la jornada decimoctava de la liga de Tercera División y que desembocó en una victoria del Arcos tan trabajada como costosa de conseguir. Antes de que el triunfo se festejara por todo lo alto tras el pitido final del malagueño Saameño Pérez y una explosión de alegría y de alivio inundaran las gradas, los espectadores que tuvieron la suerte de asistir al duelo disfrutaron de un verdadero vendaval de ocasiones fallidas, de paradones imposibles, de goles extraordinarios, de lesiones, de expulsiones, de penaltis... en definitiva, de todo aquello que da sabor y color a un partido de fútbol y que demuestra una vez más que cuando dos equipos se emplean en cada jugada con toda la intensidad y el ardor que les permiten sus fuerzas, el espectáculo ofrecido es de lo más grandioso y emocionante que se pueda contemplar en un recinto deportivo.
Los de Keko Rosano venían de cosechar sendos empates en sus dos recientes visitas a tierras sevillanas –Alcalá de Guadaíra y Lebrija- pudiendo vencer en ambos estadios. Lo del lunes frente al Mairena entra en el terreno de la falta de lógica de este bendito deporte: un Arcos cargado de moral tras puntuar en dos salidas de las consideradas verdaderamente complicadas recibe en casa a un Mairena al filo de los puestos de descenso y al que muchos daban por muerto antes de jugarse el partido. Todo parecía dispuesto para una plácida y gélida tarde de fútbol en la que el triunfo se decantaría para el anfitrión de manera más o menos peleada, pero nadie podía prever que iba a costar tanto. El Arcos tuvo el santo de cara en los momentos cruciales y definitivos de la contienda, aquellos en los que más necesitaba la ayuda de la providencia para achicar la avalancha de fútbol ofensivo visitante. Y a fe que lo tuvo: su nombre ‘San Mateo’, como el del guardameta arcense –habitual ocupante del banquillo- que dio un recital inagotable de intervenciones milagrosas en situaciones en las que ni el más optimista de los seguidores locales pensaba que el balón no iba a traspasar la raya de gol. Cuando todo estaba perdido, allí aparecía Mateo Real Pérez para meter una mano salvadora. El resto del trabajo lo puso un Arcos que supo defender a muerte dejándose la vida en cada ataque de los voraces jugadores maireneros y matando a la contra a un rival que ofreció una gran calidad en su juego y una ambición ilimitada por llevarse la victoria. Pero no era su tarde, era la del portero del Arcos, Mateo, y de los Zúñiga, Zurdito, Ángel, Adri, Heredia, Juanmi...