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sociedad

El Papa: \"La corrupción es un mal más grande que el pecado\"

\"La escandalosa concentración de la riqueza global --ha dicho-- es posible a causa de la connivencia de los responsables de la cosa pública con los poderes fuertes. La corrupción, es en si misma un proceso de muerte y un mal más grande que el pecado. Un mal que, más que perdonar, hay que curar\"

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  • FRANCISCO I -

El Papa ha advertido de que "la corrupción es un mal más grande que el pecado", durante la audiencia a una delegación de la Asociación Internacional de Derecho Penal a quien dirigió un discurso centrado en los puntos que, en ese ámbito, interpelan a la Iglesia en su misión de evangelización y de promoción humana.

   "La escandalosa concentración de la riqueza global --ha dicho-- es posible a causa de la connivencia de los responsables de la cosa pública con los poderes fuertes. La corrupción, es en si misma un proceso de muerte y un mal más grande que el pecado. Un mal que, más que perdonar, hay que curar".

   Por otro lado, el Pontífice ha recordado a los juristas la necesidad de adoptar instrumentos legales y políticos que no caigan en la "lógica mitológica del "'chivo expiatorio'", es decir, del individuo acusado injustamente de las desgracias que afectan a una comunidad y, por ellos, sacrificado, así como de rechazar la creencia según la cual la sanción penal consigue beneficios que requerirían, en cambio, la implementación de políticas sociales económicas y de inclusión social.

   Francisco también ha reafirmado la "condena absoluta" de la pena de muerte, reiterando la primacía de la vida y la dignidad de la persona. En este sentido, ha subrayado que para un cristiano es "inadmisible" y, en este contexto, también se ha referido a las llamadas 'ejecuciones extrajudiciales', es decir, los homicidios deliberados cometidos por algunos estados o sus agentes y presentados como consecuencia del uso razonable, necesario y proporcional de la fuerza para aplicar la ley.

   Asimismo, ha destacado que la pena de muerte es utilizada en los regímenes totalitarios como "un instrumento de supresión de la disidencia política o de persecución de las minorías religiosas o culturales".

   El Papa también se ha detenido en las condiciones de los encarcelados, entre ellos, los presos sin condena y los condenados sin juicio afirmando que la prisión preventiva, cuando se usa de forma abusiva constituye otra forma contemporánea de pena ilícita oculta, más allá de la legalidad.

   En esta línea, también ha criticado las condiciones deplorables de las penitenciarías en buena parte del planeta. Francisco habló también de la tortura y de otros tratos inhumanos y degradantes, afirmando que en nuestros días las torturas se administran no sólo como un medio para lograr un fin particular, tales como la confesión o denuncia -practicas características de la doctrina de la seguridad nacional - sino que constituyen un dolor añadido a los males propios de la detención.

   En esta línea, ha lamentado la aplicación de sanciones penales a los niños y ancianos condenando su uso en ambos casos, así como algunas formas de criminalidad que hieren gravemente la dignidad de la persona y el bien común, entre ellas, la trata de personas y la esclavitud. Entre estas formas de criminalidad, ha citado también la pobreza absoluta en que viven más de mil millones de personas y la corrupción.

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