El Cuerpo Nacional de Policía se ha visto de algún modo obligado a negar ante la opinión pública que en estos últimos días se hayan producido acontecimientos extraordinarios en el entorno del colegio público Sagrada Familia que pudieran llevar a pensar que peligra la integridad de sus alumnos.
El caso arranca hace justo una semana, el pasado martes 23 de septiembre, cuando varios docentes observan cómo un hombre tomaba fotografías desde el exterior mientras los alumnos se encontraban en el patio, abandonando el lugar sin que mediara ningún tipo de explicación.
Este mismo hecho se produjo de nuevo el jueves 25, y ya entonces la dirección del centro puso el caso en conocimiento del Cuerpo Nacional de Policía, que minutos después se personó en el colegio, aunque para entonces el individuo ya se había marchado del lugar.
El caso ha provocado cierta psicosis entre los padres de alumnos, irrumpiendo rápidamente en las redes sociales. Sin embargo, la Policía Nacional ha podido comprobar que la presencia del sujeto en el entorno del centro educativo no es motivo para que cunda la alarma, habiéndose ya acreditado que no nos encontramos ante ninguna persona que vaya a poner en riesgo la integridad de los pequeños.
Fuentes policiales advirtieron ayer de que actualmente son muchas las personas que toman fotografías sin que ello implique ninguna conducta delictiva o anormal. Así, como ejemplo, se recordó que es frecuente que los técnicos de las administraciones se vean obligados -por su propio trabajo- a fotografiar equipamientos públicos.
También es más habitual de lo que parece la presencia de detectives privados cuyos clientes son padres y madres afectados por una separación matrimonial o que litigan por la custodia de sus hijos; e incluso padres que contratan a profesionales de la investigación ante posibles casos de fraude en matriculaciones escolares. La Policía sale de este modo al paso de la psicosis generada estos últimos días.
