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Analistas recomiendan a Obama un plan a largo plazo para la lucha contra Estado Islámico

Recomiendan adaptar aspectos de la intervención en Libia y confiar en el nuevo Gobierno de concentración iraquí

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Solo Estados Unidos es capaz de derrotar a Estado Islámico al tratarse del único país que puede, según los analistas, cumplir las dos premisas principales que pondrían fin a una organización que ha revolucionado los mecanismos tradicionales de funcionamiento de un grupo armado: potencial militar para efectuar ataques "quirúrgicos" contra la cúpula de la organización e influencia política para estabilizar Irak.

   Sin embargo, Washington debe prepararse para la posibilidad de que su intervención, "limitada" según el presidente Barack Obama, se prolongue más de lo esperado, por un error histórico que se ha repetido de nuevo: la ausencia de un plan a largo plazo.

   "No existe una estrategia integral claramente articulada hacia una solución definitiva", argumenta Douglas Dillon, del Consejo de Relaciones Exteriores, en 'Foreign Policy'. Y en el caso de Estado Islámico, la organización "mejor financiada y más sofisticada que se ha visto", en palabras del secretario de Defensa de EEUU, Chuck Hagel, puede ser insuficiente. "Se trata de un grupo que, de conseguir sus objetivos, podría alterar la forma de Oriente Próximo", opinó por su parte el jefe del Estado Mayor de EEUU, Martin Dempsey.

   Las dos primeras medidas tomadas por Obama han consistido en forzar la dimisión del primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, y ordenar una misión de combate acompañada del envío de ayuda humanitaria a la población kurda que se ha refugiado en las montañas de Sinjar del avance de Estado Islámico, que según fuentes locales ha cometido atrocidades como la masacre de más de 400 personas de un poblado de la región.

    La primera ha sido recibida mejor que la segunda: los analistas consideran que un Gobierno de concentración en Irak, que aglutine a todas las fuerzas políticas, proporcionará una respuesta más eficaz.

   "Es posible contener a Estado Islámico", estimó Dempsey. "Es posible detener su inercia, su avance, pero solo terminará derrotado cuando lo rechacen los 20 millones de suníes de la región". Para ello, el secretario Hagel consideró esencial la formación inmediata de "un gobierno de concentración en Irak" que aglutine a la práctica totalidad de las facciones políticas iraquíes.

   Sin embargo, una intervención militar es incontrolable a largo plazo. "Cuando Estados Unidos interviene militarmente en otro país, no tiene control alguno sobre la espiral descendente de violencia a la que se enfrenta", apunta el panel de expertos.   

   Estados Unidos podría aprovechar la experiencia en Libia como ejemplo para efectuar ataques más precisos. Estados Unidos intervino contra Gadafi abriendo fuego contra las fuerzas del régimen. La segunda noche de campaña intentó acabar con el sátrapa con un ataque aéreo contra su residencia. Nunca impuso un embargo generalizado de armas y aportó inteligencia táctica a los rebeldes. Todo ello culminó en octubre de 2011, con un ataque contra el convoy de Gadafi, tras el que fue capturado y ejecutado ilegalmente por los rebeldes.

   "El Ejército de Estados Unidos no está 'agotado' ni 'cansado de luchar'" ha declarado un ex comandante de las fuerzas internacionales en Afganistán, el general John Allen. "Pero es necesaria la cooperación de aliados tradicionales" como Francia o Reino Unido, y en especial las fuerzas de la región, como los kurdos peshmerga "si prosigue el avance de Estado Islámico".

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