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Silencio y solemnidad para Jesús Cautivo en una noche cofrade para el recuerdo

La Hermandad de la Veracruz realizó su recorrido sin incidencias y creando un ambiente de recogimiento allá por donde pasaba

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  • El Cautivo por el centro. -

La noche del Martes Santo volvió a ser la noche del Cautivo. Eso significa para los cofrades roteños silencio, promesas en forma de pesadas cruces negras, y el arrastrar de pies descalzos sobre los adoquines del centro. 

Atrás quedó la noche del Martes Santo del pasado año, en la cual el Cautivo hubo de regresar a su templo deprisa, y protegido por un plástico debido a la insistente lluvia. Aye fue una noche cofrade perfecta, y cientos de personas se echaron a la calle para acompañar al Señor. El clima que se vivía desde su salida era de absoluto recogimiento. Cuando a las puertas de la O, uno de los hermanos de la Veracruz realizó la tradicional llamada para abrir las puertas de la parroquia, los murmullos se convirtieron en silencio absoluto. 

Tras el discurrir de los 350 hermanos y hermanas, portando cruces negras de madera, franqueaba las puertas el paso de misterio de Jesús Cautivo, una imagen de Miguel Laínez Capote que data del año 1961. Jesús permanece de pie, con las manos atadas, con expresión resignada y tranquila, mirando ligeramente hacia abajo. 

El capataz, Joaquín Arévalo Alonso, que desde 2009 se encarga de comandar a la cuadrilla del Cautivo, daba las órdenes a los 24 hermanos que llevaron de forma sobria y sin estridencias al Señor durante todo su recorrido por el centro de la Villa. Con una decoración floral sobria, ya que la Hermandad destina el gasto en flores a su bolsa de caridad, el Señor lucía túnica de terciopelo morado, ataduras de cordón dorado, y escapulario con la cruz trinitaria en el pecho.

Este año, además del tradicional acompañamiento de hermanas con candiles en las manos que acompañan al Cautivo, que despierta especial fervor entre las mujeres de la Villa, como novedad un grupo de hermanos procesionaron con cirios blancos, ya que no todos podían con el peso de las cruces negras y este detalle se ha incluido como solución.

Todo el recorrido se realizó de forma ininterrumpida y en completo silencio, y se vivieron momentos especialmente emotivos en las callejuelas del casco histórico, donde el respeto de los roteños y roteñas se palpaba en el aire. Hasta las dos de la madrugada estuvo el Cautivo en la calle, hasta que regresó a su templo en San Roque.

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