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Lunes Santo en La Isla

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  • Afligidos -

Presenciar un lunes Santo de la Semana Santa en la Isla de San Fernando, no es cualquier cosa. Significa contemplar a Jesús tres veces en tres  distintos y característicos pasos.
   ¡Sí, tres veces diferentes! pero a la vez común en el fondo y en  los sentimientos. Porque en los tres aparecen los estigmas del dolor, de la injusticia y de la insatisfacción de la condición humana en aquel tiempo, que si nos fijamos,  no es muy distinta  después de más de dos mil años.
   Tres veces que simboliza y se traducen en sensaciones equivalentes a cautiverio, flagelación, corona de espinas, mofa, burla, harapos por vestido, caña por cetro, descalzo y con la cruz a cuestas sobre su hombro.
   Son los preludios anticipados de una procesión de catorce estaciones camino del Calvario, que comenzó en Getsemaní y continuó en el Sanedrín con los Anás, Caifás y Poncio Pilatos, que fueron responsables directos e indirectos de aquellos trágicos acontecimientos…
   Medinaceli, camina cautivo, pero majestuoso y sereno. Lleva el rostro triste, el cabello suelto, las manos atadas, el escapulario trinitario al pecho. Y en su mirada profunda se adivina su infinita misericordiosa. ¡Cómo atrae a sus hermanos y devotos! ¡Cuántas promesas y favores concedidos le acompañan! Y detrás, la Trinidad enjugando su dolor  compartido con sus fieles en la oración y en la penitencia.
   Ecce-Homo, semidesnudo, azotado, maltrecho y ridiculizado es presentado al pueblo hostil y enardecido sin criterio alguno aparente. Jesús no tuvo causa de culpa alguna ni sentencia justa. Y su Madre de la Salud -obra preciosa y primera- de nuestro hijo predilecto e insigne escultor Alfonso Berraquero, le sigue llorosa con  sus bellísimos ojos de mujer, virgen y madre, puestos fijos  en su Hijo como tratando de devolverle la salud que Ella misma lleva por nombre consigo.
   Afligidos en su portentoso paso de misterio,  cargado con el peso de la cruz se encuentra a su Madre, a San Juan y a las santas mujeres en la calle de la Amargura. Dramáticas escenas representadas en la séptima y novena estación de un vía crucis trágico, cruento e histórico en una Jerusalén romanizada, cuyas recreaciones, son el origen de nuestras piadosas y devotas procesiones.
    Y si en honor a aquel Vía Crucis, reproducimos el que se hizo hace poco con la figura de Jesús de los Afligidos, en cuyo cortejo, se pudo leer la historia de una hermandad -así definido- por Arturo Rivera en Diario de Cádiz y la de -un antes y un después- en la voz de José Moreno Fraile en el semanario Información. El lunes Santo, no será menor si lo visionamos bajo la óptica de otra rica catequesis que se siente y se palpa cuando desfila radiante por nuestras calles, Medinaceli, Ecce-Homo y Los Estudiantes. Tres singulares procesiones de las hermandades del lunes Santo, que desde luego imprimen carácter y elevan sin duda el tono de la ciudad y el espíritu de la ya prestigiosa Semana Santa de la Isla de San Fernando.

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