Cinco de los doce acusados por el robo de 1.022 kilos de hachís en la Aduana de Huelvacoincidiendo con las Campanadas de 2013 se han acogido a su derecho a no declarar, entre ellos el vigilante de seguridad del edificio, y los siete restantes han negado su participación en los hechos.
La no declaración de F.L.J. ante el Juzgado de lo Penal número 4 de Huelva, donde hasta el próximo jueves se celebra el juicio por este caso, ha cogido por sorpresa hasta a su propio letrado, Manuel Domínguez, quien ha querido dejar constancia de la pregunta: "¿Es cierto que con anterioridad a este acto ha sido coaccionado o amenazado?".
A continuación han tomado la palabra los tres acusados que presuntamente facilitaron la información al vigilante de seguridad para vender el hachís que poco a poco iba sustrayendo del edificio de Aduana, antes de que se produjera el asalto de Nochevieja.
Todos han reconocido ser consumidores de hachís pero ninguno recordaba, tal y como se recoge en sus declaraciones previas en sede policial y judicial, que hubieran prestado dicha información, asegurando que "nunca" vieron "ni fardos ni dinero".
Uno de ellos ha asegurado que fue "amenazado" por la Policía Nacional tras ser detenido: "Me dijeron que si no ponía lo que me decían en la declaración e identificaba a las personas que ellos me decían, me iban a caer muchos años"; otro ha dicho que "la propia Policía puso en la declaración lo que creía conveniente, yo estaba presionado y la firmé sin leerla".
Por tanto, el testimonio de estas personas no ha acreditado con sus declaraciones que antes incluso de que los que presuntamente perpetraron el robo en la Aduana contactaran con el vigilante, éste sustrajera distintos fardos en varias ocasiones con intención de venderla.
Los otros cuatro acusados que han querido declarar, sólo a preguntas del fiscal o de sus abogados defensores o únicamente a preguntas de éstos últimos según el caso, han coincidido en negar su participación en el robo de los 1.022 kilos.
Dos de ellos, cuyo ADN apareció en una maza y una braga de cara, han precisado que desconocen cómo llego a estos objetos si bien uno ha confirmado que había usado mazas en distintos trabajos que había realizado y el otro que habitualmente viste la braga para paliar el frío cuando va en moto y que "suele perderlas".
Otro cuyo móvil fue situado a la hora del robo en el entorno de la Aduana ha explicado que el aparato con ese número lo compró a un toxicómano que le dijo que "se lo había encontrado" dos meses después de que sucedieran los hechos.
