Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte. Inmortal no, pero reforzado ante la adversidad, sí. Y de qué manera. Los domingos sirven para alentar y tomar la fuerza que pudiera hacer falta a lo largo de los indescriptibles días de la semana, los que sin tener un lugar de entrenamiento fijo, los que sin ser del agrado y sin estar a la altura de las circunstancias, son el acompañante de un equipo que continúa derrochando compromiso a pesar de los pesares.
Y es que cuando el balón echa a rodar, dicen, todo se olvida. De 10, al igual que el número de victorias que lucen en la tabla de un grupo que se crece ante la adversidad. El que confía en cotas mayores y el que con parches envenenados y sin un panorama que endulce su trayectoria deportiva, lucha, corre, marca, golea, gana y abandera un proyecto a base de casta.
Todo a la vez. Con gallardía y valentía busca una categoría superior. La que merece. La que sin ser la que el fútbol portuense quiere, sí la que anhela para recuperar parte de lo perdido. Está en el camino. Seguir ya es mucho, no desfallecer, no caer en la apatía y la indolencia del que marca su sino, no es que sea importante, lo es todo. Es la clave. Ser, estar y querer estar por encima de unos y de otros.
Zarpazo y golpazo en la mesa del Recreativo Portuense. Este equipo va en serio. Más allá de problemas de campos, de entrenamientos, de ineptitudes, de ineptos y demás excusas marca de la casa, deportivamente la nota no puede tener otra una valoración que no sea el notable alto.
La goleada infringida al Jédula (0-4) así lo atestigua. A base de seriedad y una firmeza destacada, los rojiblancos se sacuden de sus penalidades sobre el terreno de juego. Ni el viento ni el frío de Jédula sirvieron para despistar a un equipo que se enchufa más que nunca en la lucha por el liderato. De tres en tres y con una nueva victoria, por sexta semana consecutiva, el Recre muestra el camino a seguir.
A tres puntos de un Villamartín que no falló en su visita a Algeciras, el Recre tampoco lo hizo. No quiso perder comba en una lucha que parece mantener ante el equipo serrano. A tres puntos y con los pies pisándole los talones, los de Villamartín tendrán que visitar El Puerto. ¿Dónde? Ese es otro tema, el que no controla los que quieren y no solucionan los que deben. Ahí pudiera estar buena parte de las aspiraciones de los portuenses.
Con una primera parte algo insulsa y poco destacable, la segunda aguardó lo mejor de sí. Fue un segunda para saborear y no dejar pasar. Los primeros 45 minutos dejaron el sabor de boca de un remate de Rober que no pudo materializar ante un lanzamiento de Alex Torres. Lo bueno se hizo esperar.
Tras el paso por vestuarios, llegó el póker. Rober consiguió abrir la lata, fue el primero, pero no el único. El Jédula quiso reaccionar, pero ya no hubo tiempo para ello.
El recién entrado Natera gozó de poder hacer el segundo. Solo faltó volverlo a intentar. Lo consiguió y lo firmó. Un gol de bandera, de torero, como se encargó de sellar y de celebrarlo, con un pase de larga cambiada. Desde la frontal del área y sin que el cancerbero local pudiera hacer más que recoger el balón del fondo de la portería. Golazo.
Los de Flor Pedregal ya se gustaban, se veían superiores y capaces de redondear la faena. No hay dos sin tres, pensaron. Rubén se apuntó al festival y tras pase de Carlos Neva, anotó el tercero. Ya no había lugar a remontadas ni a concesiones. Era el minuto 81. El póker lo sellaría Neva, quién si no. El estilete y luz que ilumina cuando hace falta y cuando hay que rubricar la machada. Otra más.
Cuatro goles y cuatro razones para confiar y creer que hay más vida y más esperanza para voltear lo que marca el día a día. Un domingo más, los jugadores, el equipo, el Recreativo Club Portuense estuvo a la altura. La misma que tiene a tres puntos de liderar y la misma a la que no cejará en su empeño de conseguir.
